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Jackeline Mejía

Taller: Bananabeach
Oficio: Tejeduría
Ruta: Ruta Magdalena
Ubicación: Zona Bananera, Magdalena


AGENDA TU VISITA

  Calle 6 # 2 casa 122, Barrio 16 de Julio, Prado Sevilla
  3206284360
  jackemejia588@gmail.com

Jackeline nació en Chibolo, Magdalena, pero su vida se terminó asentando hace ya casi una década en Zona Bananera. Sin embargo, cuando hace memoria, este territorio de Prado Sevilla –en donde transcurre una parte esencial de Cien años de soledad, pues allí nació la United Fruit Company–, la acompañó desde niña, porque iba y venía con frecuencia y allí vivió su adolescencia, junto a su papá; ese hombre que describe como el zapatero, el fotógrafo o el marquetero del pueblo, hoy, pastor cristiano.

Efectivamente, al separarse sus papás a sus ocho años, sus tiempos se repartían entre esos dos paisajes del Magdalena. Cuando hace conciencia de ello, sabe que su manera de ser, flexible y lista para acomodarse a las nuevas circunstancias que los retos le traigan, en el fondo, lo aprendió siendo niña. Y cómo le ha servido.

Fue así cuando ya casada y con cuatro hijos, las cosas de plata no estaban muy bien. Su esposo trabajaba en el campo y, aunque para el campesino el tiempo de la cosecha marca el duro calendario de los ingresos familiares y, lo sabe, y lo acepta, lo cierto es que la mecanización de los procesos lo fue dejando sin trabajo. Así que tuvieron que buscar nuevos rumbos para alimentar a la familia. Entonces migraron hacia Zona Bananera, las enormes plantaciones de banano pintaban una buena promesa de bienestar.

Ya instalados y con un nuevo panorama, nació el quinto hijo de la estirpe. Jackeline, sin embargo, no quería quedarse de manos cruzadas esperando cómo mejorar su calidad de vida. Ahí fue cuando la artesanía se le cruzó. En un taller al que se inscribió vio cómo la calceta de plátano era una materia prima con la cual hacer objetos artesanales. Bastaba saber tejer para tomar el curso. Ella no es que fuera una maestra en el tema, pero recordó las clases de tejido en lana que había aprendido, más de dos décadas atrás, cuando tuvo a su primera hija; le hizo la ropita con la que creció. Con esa memoria se entregó a la fibra de plátano y supo que ésta era su materia prima. Le encantaba la textura y la belleza de lo que con ella se podía crear.

A partir de allí no ha parado de aprender los mil y un secretos del trabajo con calceta de plátano, a sacar hilos de la mata, a tejer con la fibra verde, con la fibra seca, a ablandarla a punta de suavizante cuando lo que le proponían era silicona que le quemaba los dedos, enfin, todo un proceso que se ha dedicado a perfeccionar con los años.

Y quiere que lo conozcamos, que nos enamoremos de lo que se puede hacer con el plátano viéndolo en todo su proceso, desde su recolección, hasta la elaboración de la artesanía. Quiere que, como le pasó a ella, todos nos rindamos ante esta planta maravillosa y que, lo queramos o no, es el símbolo de una región y un escritor llamado Gabriel García Márquez, la inmortalizó.

Artesanos de la ruta

Artesanos de la ruta

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