Este departamento puede arrogarse varios hitos: tener el punto exacto en donde se firmó la primera Constitución de Colombia, en 1821: el municipio de Villa del Rosario. Por ello, sus habitantes dicen, orgullosos, que son “del lugar donde todo comenzó”. Además, el ferrocarril de Cúcuta fue el primer camino de hierro al que una empresa privada le apostó en su construcción en 1878 y, por si fuera poco, también se llaman los pioneros de la aviación, pues el pamplonés Camilo Daza, fue el primer colombiano en pilotear un avión, razón por la cual el aeropuerto lleva su nombre. Vecinos de la frontera venezolana, los nortesantandereanos comparten raíces y culinaria común. Justamente, en este viaje podrás oír, de primera mano, los lazos que la comunidad artesanal ha tenido con sus hermanos, a un río de distancia, pues por décadas, mucho del comercio se dio entre ambas sociedades.

De la mano de los artesanos que te recomendamos podrás descubrir el trabajo en mimbre, barro, metales, madera y cacho, materias primas que te harán entender otro pedacito de este territorio. Uno que nos hace reconocer su peso histórico, patrimonial y religioso. La devoción por la virgen es grande pues, gracias a su fe, el pueblo cucuteño resucitó tras el devastador terremoto que aquejó a la ciudad el 18 de mayo de 1875. Así que no dejes de conocer el estilo gótico de la Iglesia del Perpetuo Socorro y el monumento de Cristo Rey, en Cúcuta, o el templo histórico de Villa del Rosario. Además, participa en las reconocidas peregrinaciones a la virgen de Belén, en el municipio vecino de Salazar de Las Palmas, a 54 kilómetros de la capital hacia el suroccidente, pasa por el santuario de la Virgen de Torcoroma, en Arboledas, y termina este tour místico conociendo la importante red de iglesias de Pamplona, que han hecho que se le llame “la ciudad mitrada”.

No obstante, no solo de religión vive el hombre, en Norte de Santander también hay una riqueza natural sin igual, como el Área Única Natural de Los Estoraques, esa formación rocosa alucinante que queda en el Municipio de La Playa de Belén, al noroccidente del departamento, o el Páramo de Santurbán, si te decides a ir hacia el sur. En el medio, por Salazar y Arboledas, el avistamiento de aves, el senderismo y los deportes extremos, como el torrentismo o el rappel, son un tremendo atractivo turístico. Y, por último, con un sabor en extremo delicioso, está su cocina, en donde sobresalen el pastel de garbanzo, el cabrito asado y el dulce de leche de cabra, el caldo de pichón y la rampuchada, una receta de pescado típica de El Zulia. Y, por supuesto, el café, ícono regional que le merece ruta y paseo.