Bogotá es una de las capitales más grandes del mundo con sus más de 8 millones de habitantes. Dinámica y cosmopolita tiene en los oficios artesanales uno de sus secretos mejor guardados. Te invitamos a viajar en el tiempo, y detenerte, por un instante, para descubrir el ritmo en el que se sopla el vidrio, se moldean los metales y la cerámica, se hila, se talla en madera y se trabaja el cuero. Toda una experiencia que te mostrará cómo en esta inmensa ciudad convergen todas las regiones y se vive un pasado conectado plenamente con la contemporaneidad.
Al ser tan inmensa la ciudad, te queremos proponer un recorrido por ejes, dentro de los cuales puedes, fácilmente, permanecer de dos a tres días en cada uno y, así, estar con los artesanos un tiempo suficiente y, conocer el entorno que los rodea, uno cultural y culinario que vale la pena conocer.
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3-4 días
Carro o bus
En este primer recorrido te proponemos destinar un día o dos al centro de Bogotá, a La Candelaria, nuestro barrio histórico. Allí descubrirás un taller de forja, liderado por Camilo Cote, otro de cerámica, de Diego Añez y María Paula Giraldo y el último de cuero, de Édgar Beltrán. Será una oportunidad para ver, en su arquitectura, todas las huellas del metal y el barro, tanto en techos como en fachadas y construcciones en ladrillo. También es el momento para probar sus delicias típicas, en donde no pueden faltar las goloserías de la Puerta Falsa. Queremos que te sumerjas en ese pasado que nos proponen esas calles tan distintas al resto de la ciudad y que te piden bajarle al ritmo, caminar y observar con detenimiento las pistas de la historia. Camina por la Avenida Jiménez, o Eje Ambiental, bordeando la representación que hizo el emblemático arquitecto y urbanista Rogelio Salmona del Río San Francisco; a la altura de la carrera 2 con calle 18 entra a la casa de Las Aguas y visita la tienda de Artesanías de Colombia.
Al finalizar estos paseos por esta amplísima zona te proponemos dos planes: Dirigirte hacia San Cristóbal, a unos 15 minutos al sur, para visitar este emblemático barrio de vidrieros y conocer, de la mano de Alejandro Pachón, cómo se sopla el vidrio. O, emprender el regreso hacia el norte, pasando por los museos de Arte Moderno de Bogotá y el Nacional, y parar en Teusaquillo, un lugar que aún conserva rastros de una Bogotá de casonas, edificios de pocos pisos y vida de barrio. Allí vas a conocer a Esperanza Torres y sus hermanas, en medio de la gigante avenida 30 y cerca del campus de la Universidad Nacional. Será un momento de contemplación, silencio y buena conversación para verlas tejer en sus telares y animarte a aprender un rato ese arte de la lana. Puedes completar el paseo, cruzando la 30 y caminando hacia los cerros pues muy cerca está el Parkway, una vía con pinta de jardín, de aire bohemio, plagado de cafés, restaurantes, heladerías y parques. Todavía conserva en sus alrededores muestras de arquitectura inglesa que vale la pena visitar. No dejes de caminar por el Parque Brasil y sus callecitas aledañas.
En otro punto de la ciudad, más al norte, puedes dedicar una mañana a conocer el taller de la ceramista Gabriela del Sol Abello, en Chapinero y, cerrar la mañana, pasando por la tienda de Artesanías de Colombia en La calle de los Anticuarios. Luego puedes dedicarle unas buenas horas a visitar a tres joyeros muy distintos y maravillosos: Alec Niño, Alexander Torres y Simón Mazuera. Los dos primeros están en la Zona Rosa y, de hecho, trabajan en el mismo edificio, mientras que Simón está en el barrio de San Felipe, un poco más abajo, refundado hace pocos años como un distrito artístico en donde encontrarás galerías de arte y talleres de artistas. Podrías, perfectamente, destinarle otro día a la visita al San Felipe y empatar después visitando al maestro tallador Yecid Robayo en el barrio 7 de agosto, e ir a almorzar en el restaurante italiano de su plaza de mercado o deleitarte con los sabores típicos.
NOROCCIDENTE: TOBERÍN Y SUBA
Ahora te proponemos recorrer el noroccidente de la capital. Primero, visitar en Toberín la fábrica de Tybso, una experiencia con la cerámica que te dejará sin aliento. Antes de llegar allí puedes pasar por la Plaza de Usaquén, bellamente conservada y colmada de restaurantes, cafés y mercados de las pulgas. Luego, te invitamos a dirigirte hacia el occidente, vía Suba (Barrio El Rincón), para conocer el espléndido taller de José Alfredo Manzano, en donde hace muebles laminados y teje en fique. Cerca suyo encontrarás los humedales Juan Amarillo y La Conejera, pulmones de la ciudad en donde miles de especies naturales nos dan aire. Termina el paseo en El Salitre, en donde Helberth Vera teje tapetes en hilos metálicos. Por esos lares pasarás por Maloka, el Jardín Botánico, el Parque Simón Bolívar, el Museo de los Niños y la Biblioteca Virgilio Barco.
Este eje de la ciudad te mostrará lo enorme que es, pues llegarás a Ciudad Bolívar, una ciudad dentro de la ciudad. Antes, te proponemos parar en Tunjuelito (puedes parar en la Estación Socorro de Transmilenio) y ver cómo trabaja la cerámica Laura Arias, seguro que aprenderás muchas cosas y conversarás con una persona increíble. Luego, sigue en Transmi hacia el Portal El Tunal y móntate en el Metrocable, así como en las rutas que te recomienden los artesanos. En este inmenso territorio podrás descubrir cómo se teje con Reinaldo Niño (Lucero de Vista Hermosa) y cómo se talla con Nicolás Molano (Barrio Compartir), en las cimas de las montañas. También, conocer a varios miembros de la comunidad Wounaan, Sercelinito Pirazá (Vista Hermosa) y Arsenio Moya (Brisas del Volador), artesanos consagrados que trabajan de una manera increíble la fibra de wérregue. Si estás por esos lados de la ciudad, te recomendamos visitar el Museo de la Ciudad Autoconstruida, un museo barrial, conducido por sus propios protagonistas, que narra cómo nació la gigante Ciudad Bolívar.
El Ajiaco Santafereño es una sopa con tres variedades de papa. La criolla, la pastusa y la sabanera. La una le da el color y las otras dos la consistencia y untuosidad y no puede faltar la guasca (hierba silvestre de la sabana), la mazorca y el pollo. Se sirve acompañado de arroz blanco, aguacate, crema de leche y alcaparras. En Bogotá los restaurantes La Puerta de La Catedral y Casa Mama Luz, ambos en La Candelaria y Tolú en La Plaza de Mercado de La Perseverancia se puede probar este delicioso plato y salir de allí completamente felices. Otros restaurantes que gozan de tradición, por décadas, son: Restaurante La Herencia, Casa Vieja, El Pórtico (carrera 7, vía Nacional), Doña Elvira que está cumpliendo 90 años de servicios este año, Andrés carne de Res y Casa Santa Clara, en el Cerro de Monserrate. En todos se va a la fija. En Casa Palermo, el chef Jorge Rausch hace su propia interpretación del ajiaco, en una empanada.
El Tamal en Bogotá es un plato que se come en el desayuno o al finalizar la tarde y se acompaña de amasijos, queso y chocolate. La Pastelería La Florida y el restaurante La Puerta Falsa, llevan muchos años deleitando a los capitalinos y visitantes con sus recetas.
La Fritanga es un plato abundante que ofrece pedacitos de numerosas carnes y embutidos; se elabora con cerdo, morcilla, chorizo, chicharrón, carne pulpa, todo asado a la brasa, chunchullo y bofe, y se acompaña con papa salada, yuca, arepa y plátano, hogo, ají y guacamole. El Restaurante La Herencia ofrece una deliciosa Fritanga Sabanera, tan deliciosa como la de la Plaza del 12 de octubre, y la del restaurante Doña Segunda.
El puchero Santafereño es otro de esos platos sustanciosos de la cocina bogotana que se prepara en una sola olla, y que consta de carne de res, cerdo, plátano, yuca, papa sabanera, papa criolla, mazorca, chorizo y repollo, se sirve con arroz blanco, hogo y aguacate. En los restaurantes Doña Elvira, Casa Vieja, Santa Clara y en la Plaza de Mercado de la Perseverancia puedes descubrir este plato.
Para los amantes de la carne, prueba una Sobrebarriga con hogo criollo o al horno o en cocción lenta como la hace el chef Harry Sasson. La sobrebarriga se acompaña de papas chorreadas con guiso y queso. El Restaurante La Herencia y Casa Vieja ofrecen también esta deliciosa carne.
Las empanadas bogotanas de papa y carne, son un bocado típico de la capital hechas con masa de maíz rellenas de una mezcla de papa y carne molida y fritas en aceite. Se sirven acompañadas de buen ají casero (picadillo de cebolla cabezona, tomate, cilantro y picante). En el restaurante La Herencia las ofrecen como entrada y en la capital hay por doquier establecimientos como Empanadas Típicas y El Kiosko.
Los Amasijos son hechos, principalmente, de harina de trigo y maíz, entre los cuales están los buñuelos, las almojábanas, las arepas y los pandeyucas, todos esenciales en los hogares y un deleite para los turista pues acompañan los diferentes platos típicos de la ciudad, en Pandebonitos de La Virgen, así como en las plazas de Mercado de Paloquemao, La Concordia y el 7 de Agosto se pueden conseguir estos deliciosos bocados. Pan pa’yá, Mr Bono, AutoPan, entre otros, ofrecen estas delicias. Acompáñalas con un buen café, con masato de arroz o de maíz o una avena fría.
Helados Clemente ofrece helados con una “textura única” y de sabores tradicionales de frutas de la región: fresas de Subachoque, mora silvestre, maracuyá, limonada de mango, “latte”, entre otros sabores increíbles. Servidos en cono (cucuruchos) o en vaso o los Clementinos: bolitas de helado recubiertas de chocolate colombiano con contenido de cacao al 70%.
La Milhoja es un postre formado por capas de hojaldre, crema pastelera y arequipe. Se puede conseguir en las pastelerías más antiguas de Bogotá, como La Pastelería la Florida en el centro de la ciudad, aunque en cada panadería de la ciudad encontrarás también una versión.
El Merengón es un postre elaborado en base de merengue de clara de huevo, al que se le pone crema inglesa, frutas picadas, como guanábana, durazno o fresas y se decora con crema chantilly. Es tremendo. En el centro de Bogotá, en La Plaza de La Concordia y en La Plaza de La Perseverancia existen rincones para los dulces típicos donde se come el mejor merengón de la ciudad.
El Arroz con leche es un sencillo y delicioso postre elaborado con arroz, leche, azúcar y canela. En el restaurante La Herencia puedes deleitarte con este postre. Además, con Brevas y Cascos de naranja con arequipe, Postre de natas y Marquesitas en La Puerta Falsa y en varios restaurantes aledaños, así como en el tradicional Endulza tu Paseo (en Torca; carrera 7 Km 14 VÍA Chía), donde además encuentras dulce elaborado con pétalos de rosa. En la cuadra de los postres, ubicada a lo largo de la carrera 60 con 66B, se encuentra TodoRico, “una dulce tradición desde 1970” donde también consigues todos estos postres.
Los sorbetes de fruta son jugos espesos preparados en leche con feijoa, curuba, guanábana y banano, maracuyá, guayaba, mora, entre muchísimas otras. Son muy apetecidas por su textura y sabor. En la Plaza de Mercado de Paloquemao, en la de La Concordia, de La Perseverancia y en La Plaza del 7 de Agosto encontramos puestos donde los preparan. (También es muy usual que la gente pida ensaladas de frutas; se les añade queso rallado, salsa de mora y ¡hasta helado!)
El chocolate Santafereño es una bebida caliente que se toma en las mañanas o en las tardes y se sirve con queso fresco, almojábana, pan de queso, pan o buñuelo. La Pastelería La Florida y en La Puerta Falsa son dos opciones imperdibles para probar las tradicionales “onces” de fin de tarde. Puedes acompañar el chocolate con un tamal.
La Red Turística de Pueblos Patrimonio de Colombia es un programa especial del Ministerio de Comercio, Industria y Turismo, ejecutado por FONTUR, que trabaja con 17 municipios de Colombia que poseen declaratoria de Bien de Interés Cultural (BIC) a nivel nacional para su valoración y proyección mediante el turismo, generando así más oportunidades de desarrollo y sostenibilidad en las comunidades.
La Medalla a la Maestría Artesanal es un galardón que Artesanías de Colombia entrega anualmente, con el cual se hace un reconocimiento a aquellos artesanos, empresas y comunidades artesanales que, contando con una trayectoria destacada, sobresalen a nivel nacional por su excelencia en el oficio así como por preservar el quehacer artesanal.
Es un signo distintivo que identifica productos reconocidos o famosos por tener una calidad o características específicas derivadas esencialmente del lugar de origen y la forma tradicional de extracción, elaboración y producción por parte de sus habitantes. La protección conferida sobre una Denominación de Origen implica que ninguna persona puede identificar con la denominación protegida productos iguales o similares a los amparados, cuando no provengan del verdadero lugar y no cumplan con las características o calidades que le han dado la reputación al producto reconocido. Las Denominaciones de Origen para productos artesanales colombianos que han sido protegidas por la Superintendencia de Industria y Comercio en nuestro país son actualmente 12.
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