Descubrir la región de la Orinoquía colombiana. De eso se trata esta ruta increíble. Adentrarse en un mundo acuático en donde la vida de las comunidades, principalmente indígenas, acontece de cara a los ríos Inírida, Guaviare, Orinoco y Atabapo. Llegar a esta selva, suspendido desde el aire, es presenciar el cruce de estos ríos de colores distintos, así como ser testigo de la dimensión del territorio. Quizá de ahí el nombre del departamento, Guainía, que significa Tierra de muchas aguas; allí hay un culto a la belleza, empezando por uno de sus mitos fundacionales en el cual la Princesa Inírida, al morir, dejó sembradas sus lágrimas en la sabana en una tremenda flor de pétalos duros y magníficos.
Este paraíso tiene atractivos naturales como los Cerros de Mavicure, una formación rocosa de tres monolitos de 250 metros de altura, el Pajarito, el Mono y Mavicure, que hacen parte del Macizo Guyanés o Guayanés, una de las estructuras geológicas más antiguas de la Tierra. También, muchos llegan a este destino para descubrir la Estrella Fluvial de Inírida, cruce de los ríos Orinoco, Guaviare y Atabapo, un sitio Ramsar, humedal de importancia universal por su diversidad de aguas, por las múltiples especies en animales y plantas que allí se encuentran, así como por las muchas comunidades étnicas que allí habitan, entre las cuales la curripako, la piapoco y la cubeo, que te queremos presentar a través de los maestros artesanos que te proponemos visitar. Justamente, los indígenas de esta región cuentan con una cultura culinaria basada en el mañoco y casabe, cuya fuente es la yuca brava, un tubérculo venenoso que, para volverse alimento, pasa por trabajos de cestería y alfarería de impresionante elaboración.
Por años, estas destrezas quedaron confinadas al terreno de lo utilitario, pero de un tiempo para acá, y principalmente propiciado por las mujeres de estas comunidades, la artesanía se ha convertido no solo en una fuente de ingreso, sino en la posibilidad de demostrar su talento en el manejo en maderas, arcilla y las fibras provenientes de las palmas del moriche y el chiquichiqui, propias de la región. Esta será tu oportunidad para ver, de primera mano, cómo se convive con oficios ancestrales que hoy son materia de desfiles y colecciones del más alto nivel.
Agendar anticipadamente la visita con los artesanos
Llevar dinero en efectivo
Tener vacuna de la fiebre amarilla
Preferiblemente ir con operador turístico
4 días
Moto taxi/Tuc tuc
Es importante que planees tu viaje con milimetría pues hay poca frecuencia aérea hacia este destino. De igual forma, te recomendamos viajar de la mano de un operador que conozca con detalle la región, pues, al ser un lugar en el que te tienes que desplazar exclusivamente a través de los ríos, los costos de los desplazamientos son mejor controlados por quienes conocen la zona. Y, otro factor importante: las temporadas de verano e invierno presentan una experiencia distinta. En invierno (desde semana santa hasta octubre) llegarás a ver selvas sumergidas de increíble belleza, y en verano (de octubre a abril) el nivel de los ríos incluso te puede hacer difícil los desplazamientos, aunque conocerás unas playas maravillosas. Aquí, en el centro queremos que visites a los artesanos que hacen parte de este mapa, las cuatro generaciones de herederas tejedoras de Emilia Gutiérrez, de la etnia cubeo; el tallador en maderas blandas Ferney Gaitán y la experta en bisutería étnica Silvia Garrido. Los tres viven muy cerca el uno del otro. Unos minutos más retirados están Ana Gladys Aponte y Nancy Torcuato, cuyos trabajos en cestería son dignos de ser conocidos. Esta última, además, vive al pie del Parque Rupestre Amarrú, colmado de petroglifos que inspiran sus cestos. Será inigualable conversar y conocerlos a cada uno de ellos, además de una oportunidad para conocer la cocina tradicional indígena y las frutas exóticas que rodean su paisaje. Si quieres cerrar con broche de oro, puedes visitar los senderos de la flor de Inírida y el parque etnocultural y ecológico Kenke o, a cinco minutos de Inírida, está la Laguna de Las Brujas o Chalchuapa, un lugar de ensueño en donde puedes oír toda una sinfonía de pájaros y, si tienes suerte, ver a los toninos o delfines rosados.
Para acceder a estos destinos deberás tener muy en cuenta la temporada de invierno, pues tendrás que desplazarte por largos tramos de los ríos Inírida, Guaviare, Orinoco y Atapabo. Para llegar a la Estrella Fluvial tendrás que pasar por la población de Amanaben. No dejes de ir hasta el Maviso, en donde podrás tomar un baño en sus impresionantes aguas rojas. Aquí puedes seguir subiendo por el Orinoco hacia la bellísima Reserva Natural Morú, y pasar la noche allí, o bajar por las aguas de estos ríos hasta llegar al Cerro de Mavicure. Camino hacia allá puedes para en La Ceiba y ver el interesante proyecto apícola –la ruta de la miel– que allí se desarrolla. Ahora sí, prepárate para la monumentalidad de Los Cerros. Puedes alojarte en la comunidad de El Venado y Remanso, ambas de la etnia puinave, y de acuerdo al clima podrás ascender a un tepuy (o roca maciza) de inmediato o hacerlo al día siguiente. Solo hay estupefacción desde esas alturas, demandantes, pero perfectamente satisfactorias.
Acompañado de un guía indígena local, te irás de escalada, siempre dependiendo del clima en cada cerro. . A un lado del río está el Cerro Mavicure, que es el que se puede subir y le pertenece a la comunidad de Venado; al otro, están Pajarito y Mono, que la comunidad de Remanso resguarda. Desde la cima verás la inmensidad de la selva y la sabana del Guainía, algo que te dejará atónito. De regreso, visitarás el Caño de San Joaquín, donde podrás bañarte felizmente en sus aguas. De camino a Inírida, ya para cerrar el viaje, puedes parar en la desembocadura del Caño Matraca para observar los famosos delfines rosados o toninas. Con ello, podrás llevarte a casa una imagen muy certera de lo que es Guainía.
Uno de los ingredientes principales en la cocina de Puerto Inírida es el pescado de río, ya que la ciudad está ubicada en la confluencia de los ríos Inírida y Guaviare. El pescado se prepara de diversas formas, como frito, asado o en sopas y caldos. Algunas especies comunes que se utilizan en la cocina local son el bocachico, el bagre, el sábalo, la gamitana (mojarra) y el pirarucú.
El Guainía es un territorio rico en biodiversidad, cultura y sabores, donde se encuentran diversas comunidades indígenas que conservan sus tradiciones ancestrales. Una de ellas es la elaboración de dulces de frutas silvestres, como el túpiro, las uvas caimaronas, el yurí y el marañón, entre otros muchos que te invitamos a probar.
Estas frutas se cocinan con azúcar o panela y se sirven como postre o como acompañamiento de otras comidas. La uva caimarona es una fruta exótica y deliciosa que se cultiva en el departamento del Guainía, en la región amazónica de Colombia. Es tan importante que incluso ¡hay un Festival de la Uva Caimarona! Tiene un sabor dulce y ácido, una pulpa jugosa y una cáscara morada. Es rica en vitaminas, minerales y antioxidantes, y se usa para hacer jugos, mermeladas, vinos y licores.
Otro dulce tradicional es la chicha de pijiguao, que se hace con una fruta parecida al chontaduro, que crece en una palmera. El pijiguao se cocina durante varias horas y luego se raya. La harina resultante se cocina con azúcar y se deja fermentar. La chicha se sirve fría y tiene un sabor ácido y refrescante.
Si quieres probar estos y otros platos deliciosos del Guainía, puedes visitar algunos de los restaurantes que ofrecen comida típica de la región, como Quirpas Asadero o Piyaca Comidas Típicas, el Restaurante La Cossina, en Bocaditos, en el Ajicero Manaca o el Restaurante Ajicero.
La Red Turística de Pueblos Patrimonio de Colombia es un programa especial del Ministerio de Comercio, Industria y Turismo, ejecutado por FONTUR, que trabaja con 17 municipios de Colombia que poseen declaratoria de Bien de Interés Cultural (BIC) a nivel nacional para su valoración y proyección mediante el turismo, generando así más oportunidades de desarrollo y sostenibilidad en las comunidades.
La Medalla a la Maestría Artesanal es un galardón que Artesanías de Colombia entrega anualmente, con el cual se hace un reconocimiento a aquellos artesanos, empresas y comunidades artesanales que, contando con una trayectoria destacada, sobresalen a nivel nacional por su excelencia en el oficio así como por preservar el quehacer artesanal.
Es un signo distintivo que identifica productos reconocidos o famosos por tener una calidad o características específicas derivadas esencialmente del lugar de origen y la forma tradicional de extracción, elaboración y producción por parte de sus habitantes. La protección conferida sobre una Denominación de Origen implica que ninguna persona puede identificar con la denominación protegida productos iguales o similares a los amparados, cuando no provengan del verdadero lugar y no cumplan con las características o calidades que le han dado la reputación al producto reconocido. Las Denominaciones de Origen para productos artesanales colombianos que han sido protegidas por la Superintendencia de Industria y Comercio en nuestro país son actualmente 12.
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