Al Valle del Cauca lo atraviesan como ríos su herencia afro, indígena y española, y lo abrazan la cordillera de los Andes y el Océano Pacífico. Esta mezcla de alturas, ecosistemas y ascendencias hacen de este departamento uno tan diverso como acogedor gracias a su gente, profunda y dulce como sus cañaverales. Y si bien las aguas de sus ríos nacidos en la cordillera desembocan en el Pacífico, el océano y su gente le devuelven al continente el sabor de sus cocinas tradicionales y sus ritmos, una relación que no se puede pasar por alto. No en vano aquí queda la capital de la salsa, con S de Santiago de Cali, en donde confluyeron los ritmos que llegaban en los buques cargueros a Buenaventura y el swing, el mambo, el son cubano y el chachachá que venían de Centroamérica, que se entremezclaron y cocinaron en el calor sabroso de esta tierra para darnos las canciones que oímos y bailamos una y otra vez.
Su variedad de alturas y ecosistemas permiten que el Valle tenga cinco Parques Nacionales Naturales, entre bosques, cascadas y montañas, y que sea reconocido por el avistamiento de aves. Sus tierras le dan las maderas, los cueros, el barro y las fibras a los artesanos de esta ruta, que destaca por su variedad de oficios. Al recorrerla atravesarás distintos climas y te encontrarás con la cerámica, el metal, la marroquinería, la talla en madera, la lutheria y la tejeduría en todas sus formas: en warumá, wérregue, el bordado con hilos, el frivolité y micro crochet. Mientras la recorres, deléitate con el arroz atollado, el tamal valluno, el cholado, el sancocho y los aborrajados.
¡Y que no se queden atrás las fiestas del Valle! En junio, el Festival de Música Andina Mono Núñez, en Ginebra. En agosto, el imperdible Festival de Música del Pacífico Petronio Álvarez en Cali, el festival de la cultura afro más importante de latinoamérica, al que le sigue el Mundial de Salsa, también en Cali, en octubre. Y para cerrar el año, la Feria de Cali, del 25 al 30 de diciembre.
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6 días
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Cali, la capital de la salsa, siempre está en movimiento, por eso te aconsejamos pasar dos días aquí para que alcances a disfrutar de su clima y su gente. El primer día, conoce la ciudad a pie empezando en el Parque Simón Bolívar y la Iglesia de estilo gótico La Ermita, cerca de donde podrás comer chontaduro, un cholado o tomar champús. Sigue recorriendo el paseo del Boulevard del río y el corredor verde del río de Cali, pasando por El Gato del Río hasta llegar al tradicional barrio San Antonio, donde podrás visitar los talleres de cerámica de Rosana Ocaña y de El Palomar, así como el taller de litografía La Linterna. Después, sigue hasta el parque artesanal Loma de la Cruz, donde te esperan Deira Tomasa Quiñónez, Wilfredo Méndez, Miguelia Chirimía, María Lucila Peña y Eddy Flores. No dejes de visitar, además, la Fundación Katanga, en el Barrio Melendez, para conocer los instrumentos y el trabajo del maestro Addo Possu.
Por la noche, ve a bailar salsa o a ver los shows de Delirio, Ensálsate o Mulato Cabaret, y al otro día, podrás quedarte en la ciudad y visitar el monumento a Cristo Rey, los museos de La Tertulia, Caliwood, el museo de la salsa o el espacio de arte Lugar a Dudas, y almorzar un plato de la cocina tradicional del pacífico en la plaza de mercado La Alameda. O, si lo tuyo es el ecoturismo, puedes visitar el Parque Nacional Natural Los Farallones de Cali o el Río Pance.
Santiago de Cali — La Cumbre
A 35 kilómetros de Cali está La Cumbre, un municipio de clima templado que destaca por su variedad de heliconias, anturios y orquídeas. En el corregimiento de Bitaco podrás visitar los únicos campos de té de Colombia y los petroglifos en piedra de la época precolombina. Además, podrás conocer el grupo de Artesanos La Cumbre, junto a quienes conocerás la tejeduría y las arcillas de la región. No querrás dejar de pasar la noche aquí.
Madruga a Buenaventura, que queda a 103 kilómetros de La Cumbre, y prepárate para un día lleno de comida de mar y artesanías. Este es el puerto más importante de Colombia y fue declarada en el 2017 ciudad creativa en gastronomía, por lo que no puedes dejar de probar sus platos típicos; una cazuela de mariscos, un encocado o un arroz verde. Aquí viven José Nilson Chamarra, Ali Cuama Valencia y Sandra Garcés, el primero, líder wounaan de artesanas en fibra de wérregue, el segundo, músico y heredero del conocimiento del maestro luthier, Baudilio Cuama, y Sandra, fundadora incansable de Fundaproductividad, una iniciativa que lleva más de veinte años trabajando en pro de los derechos de las mujeres. Estos artesanos, cuyo oficio está estrechamente ligado a su territorio, te recibirán con sus historias e impecable técnica.
Buenaventura — Guadalajara de Buga
A 101 kilómetros de Buenaventura está Guadalajara de Buga, el lugar de peregrinación de Nuestro Señor de Los Milagros, cuya basílica tienes que conocer. Aquí te esperan, además, el artesano del cuero Jerónimo Jaramillo, Daniela Sierra y sus experiencias con macramé, la Reserva Natural Laguna del Sonso con sus senderos y aves. Aprovecha para visitar Ginebra, a media hora de Buga, para almorzar un típico sancocho de gallina preparado al calor del fogón de leña, y conocer los guitarrillos del taller de luthería de la Fundación Canto por la vida. Si vas en junio, no te pierdas el festival de música andina colombiana, Mono Núñez.
Pasa la noche en Buga.
¡Arrancamos pal’ norte! A tan solo media hora de Buga está Tuluá, el corazón del Valle. Tu visita estará llena de flores: primero, ve al Jardín Botánico Juan María Céspedes y conoce su colección de plantas, mariposas y aves, y después de almorzar y tomarte una chicha de maíz, ve a donde Carolina Claros, artesana de frivolité y micro crochet que teje diminutas e intrincadas flores y hojas que se aprecian mejor con una lupa.
De camino a Cartago, nuestra última parada que queda a 115 kilómetros de Buga, puedes desviarte en Zarzal y pasar por Roldanillo, donde nació el maestro Omar Rayo y queda su museo. Este municipio es famoso por sus vientos y competencias de parapente, cometas y ala delta.
Cartago es la capital de los bordados en Colombia y el hogar de las artesanas Carmen Julia Alméciga y Yamileth Henao. Después de conocer su delicado trabajo, visita la Casa del Virrey, de arquitectura colonial, la Catedral de Nuestra Señora del Carmen, y no dejes de visitar los graffitis bordados del barrio Arenera. Después, escápate a Ansermanuevo, a menos de media hora de distancia, para visitar a Rubiela Grisales y su taller familiar.
Termina la ruta del Valle del Cauca visitando el humedal y las aves del Parque de la Salud, y el Parque la Isleta, el pulmón natural del municipio en el que nos despedimos.
¡Hasta pronto!
La comida del Valle del Cauca es muy variada y rica en todo el sentido de la palabra por sus sabores influenciados por el Pacífico y la población afro, indígena y española. Dentro de lo más representativo encontramos sancochos, atollados de arroz, tamales, champús, fríjoles, aborrajados, marranitas, chuletas, chorizos, pandebonos y frutas como el lulo, el chontaduro, el mango, la badea, el borojó y la grosella hacen parte de la comida de los vallecaucanos, pero de los ingredientes más universales de su cocina son la carne (de vacuno o de cerdo, y el pescado en el litoral), el plátano (en todas las formas posibles de preparación), el arroz, el maíz y el dulce (elaborado a partir del zumo de caña de azúcar). Para el litoral del Pacífico habría que agregar, como un infaltable, el coco.
i quieres probar estos y otros platos deliciosos del Valle del Cauca, puedes visitar algunos de los restaurantes que ofrecen comida típica de la región, como Basilia en la Galería La Alameda, el Restaurante El Zaguán de San Antonio, Restaurante Ringlete, Platillos Voladores en Cali o la Galería Pueblo Nuevo en Buenaventura, el Portón de Meléndez, el Restaurante de La Hacienda El Paraíso, en el Hotel Guadalajara de Buga en Buga.
Paso obligado para probar estas delicias en Cali: Fritanga J&J San Antonio.
La Red Turística de Pueblos Patrimonio de Colombia es un programa especial del Ministerio de Comercio, Industria y Turismo, ejecutado por FONTUR, que trabaja con 17 municipios de Colombia que poseen declaratoria de Bien de Interés Cultural (BIC) a nivel nacional para su valoración y proyección mediante el turismo, generando así más oportunidades de desarrollo y sostenibilidad en las comunidades.
La Medalla a la Maestría Artesanal es un galardón que Artesanías de Colombia entrega anualmente, con el cual se hace un reconocimiento a aquellos artesanos, empresas y comunidades artesanales que, contando con una trayectoria destacada, sobresalen a nivel nacional por su excelencia en el oficio así como por preservar el quehacer artesanal.
Es un signo distintivo que identifica productos reconocidos o famosos por tener una calidad o características específicas derivadas esencialmente del lugar de origen y la forma tradicional de extracción, elaboración y producción por parte de sus habitantes. La protección conferida sobre una Denominación de Origen implica que ninguna persona puede identificar con la denominación protegida productos iguales o similares a los amparados, cuando no provengan del verdadero lugar y no cumplan con las características o calidades que le han dado la reputación al producto reconocido. Las Denominaciones de Origen para productos artesanales colombianos que han sido protegidas por la Superintendencia de Industria y Comercio en nuestro país son actualmente 12.
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