Taller: Rosa Celeste Macramé
Oficio: Tejeduría
Ruta: Ruta Valle del Cauca
Ubicación: Buga, Valle del Cauca
Calle 5 sur #13c-126
3017870521
rosacelestemacrame@gmail.com
@rosacelestemacrame
Cuando Daniela Sierra empezó a llevar sus tejidos en macramé a las ferias artesanales de Buga, la gente le preguntaba que eso qué era, que cómo se comía, que si era para colgar en la pared o para usar puesto. Ella les explicaba que se trataba de tapices tejidos sin herramientas, totalmente a mano, a diferencia de técnicas más conocidas como el crochet, que necesitan de una aguja. A ella misma le pasó que después de no saber nada sobre el macramé, este terminó enganchándola y convirtiéndose en su oficio. Todo empezó cuando le encargaron que hiciera unos atrapasueños y ella, sin saber si le iban a salir, aceptó.
Decidió dedicarse a él cuando se dio cuenta de que había cambiado, de que ya no sentía tanta ansiedad como cuando estudiaba Artes, sino que se encontraba más serena, en calma. Como les dice a sus estudiantes, el macramé no te va a solucionar los problemas, pero esas horas que le dediques al día te van a ayudar a bajar los niveles de estrés, a reenfocar, y a mirar las cosas de otra manera para encontrar la solución. Justamente, su práctica está ligada a la enseñanza y a compartir los beneficios de la técnica, no solo a el producir y vender piezas. No enseña por enseñar, y quizá tenga algo que ver que su proyecto se centre en el bienestar y la calma con el hecho de que viva en Buga, ciudad conocida por ser el hogar del Señor de los Milagros y por recibir a los millones de fieles que lo visitan buscando consuelo. Así, ella ofrece un espacio que para muchos se ha convertido en terapéutico.
Con el don de la paciencia y la escucha, las sesiones de macramé con Daniela Sierra se convierten en un espacio personalizado. Prefiere los grupos pequeños para poder atender a cada uno como se debe, según sus necesidades. La técnica le facilita el leer a la gente y respetar cada carácter, porque según la disposición de cada uno y cómo le salen los nudos, se puede conocer a una persona. Sabe que todo lo que es hecho a mano es un reflejo de quien lo hizo. También da clases, por ejemplo a niños neuro divergentes, y ha podido ver cómo el acto de concentrarse en cada nudo, los calma y enfoca. Y de sus sesiones, que hasta huelen rico porque utiliza aromaterapia, nadie se va sin que les pregunte cómo se sintieron y qué aprendieron.
Ha visto a otros pasar por los mismos cambios que atravesó ella misma. Por ejemplo, una alumna que ya se convirtió en amiga, que sufría de episodios de ansiedad. No es que el macramé la haya curado, pero los episodios aminoraron. Le ayudó el regalarse un espacio para enfocarse en sí misma mientras practicaba una técnica que tiene el atributo de verdaderamente sacarte de tu propia mente. No se puede hacer de forma mecánica, hay que concentrarse en cada nudo. Te obliga a estar presente y muchas veces, para sentirnos mejor, basta con aprender a estar presentes, una tarea para nada fácil.
Lo importante no es el producto terminado, sino todo lo que surge en el proceso. Cómo se sintió hacerlo, cómo fue darse cuenta de que sí podían desbloquear esa habilidad que no sabían que tenían. Por eso mismo sus cursos se centran en piezas decorativas, muchas veces tapices que cada persona pueda ver colgados en sus paredes apenas entre a su casa, y le recuerden de la calma que le trajo el hacerlas. Se trata del espacio mental reflejado en el espacio físico del hogar. Cuando visites Buga, tendrás la opción de tomar cursos largos o cortos en el taller de Rosa Celeste, dependiendo del tiempo de tu estadía. No te afanes, deja que Daniela te guíe.
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