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Gloria Epieyú

Taller: Gloria Epieyu
Oficio: Tejeduría
Ruta: Ruta Riohacha - Nazareth
Ubicación: Manaure, La Guajira


A Gloria le queda difícil ocultar su vena de lideresa. Es una maquinita de ideas que buscan que su comunidad mejore día a día. Quizá por eso lo primero que dice es que, aunque lleva la ancestralidad del tejido en la sangre, como tantas maestras wayuu que se saben embajadoras de su cultura, lo que la diferencia a ella es, principalmente, el trabajo social. Para ella, la artesanía es el vehículo por medio del cual una cultura gana autonomía y lucha contra las necesidades.

Curiosamente, la fama la adquirió en Santa Marta. En sus playas, vendiendo mochilas. Era tan popular que ese se convirtió en su mercado principal. Regresaba a Manaure a tejer y volvía con piezas preciosas que apreciaban los turistas. Y fue consolidando grupos de artesanas para cumplir con la demanda. Las buenas ventas le permitían adquirir el hilo y así se iba armando todo un sistema de trabajo. La gente la esperaba, y la buscaba. Y ella buscaba y buscaba hacer crecer su red al punto de que logró sacar a muchas jóvenes wayuu de las casas de familia donde se habían ido a buscar trabajo como empleadas domésticas y les ofreció, en su lugar, la tejeduría como un medio de subsistencia más atado a sus raíces, además de rentable. Dice, orgullosa, que muchas de ellas hoy lograron hacer de su arte un emprendimiento productivo. Ello le mereció ser nombrada como Mujer Cafam en 2012 y que hasta el alcalde de esa ciudad costera la apoyara con sus iniciativas y contara con ella para participar con sus productos de una manera más formal, surtiendo de mochilas a los hoteles y negocios del sector turístico.

De esta forma, Gloria fue construyendo un modelo de trabajo en donde nunca perdió el foco: sacar a su comunidad adelante. Como lo hizo su madre Fabia con ella, al haberla criado sola pues su padre no estuvo allí. Hizo todo lo necesario para ello, sacar cámara de comercio y papeles de toda índole que les permitiera competir. Se recuerda recorriendo las veredas tejiendo redes de personas, intentando derribar esa costumbre de las artesanas mayores que tejían porque eso era lo que se hacía, pero donde las mochilas o los chinchorros no se valoraban como productos que las podían sacar de la pobreza. Así mismo, logró mostrarles a los hombres que no valía la pena la vergüenza y esconderse detrás de una sábana para tejer, pues lo que hacían era valiosísimo y que, además, eran excelentes tejedores, porque le imprimen una fuerza que hace que las mochilas sean muy firmes. De esta forma, ha logrado consolidar un grupo de 182 artesanos que enaltecen la región de Manaure y la llevan a ferias por toda Colombia.

Por último, por si faltara algo, hizo notar que la belleza cultural de su territorio era, en sí mismo, otra fuente de ingresos. Por eso, ha hecho del turismo por todo el departamento, una forma de completar la experiencia de viaje. Si quieren ir al Cabo los llevo, lo mismo a Nazareth, dice, sabiendo que quien caiga en esa red de conocimiento se llevará un regalo. Porque eso es lo que hace, nos regala su cultura para que la descubramos, valoremos y, si nos enamoramos, la cuidemos como ella lo ha hecho por siempre.

Artesanos de la ruta

Artesanos de la ruta

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