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Nancy Torcuato

Taller: Sipada
Oficio: Alfarería y cerámica y tejeduría
Ruta: Ruta Guainía
Ubicación: Inírida, Guainía


AGENDA TU VISITA

  Comunidad de Coco Viejo (en moto carro 10min) hacia el batallón, Parque rupestre Amarrú, Puerto Inírida, Guainía
  Nancy: 3212310428
  Melvino: 3112410234

Nancy recuerda a sus abuelas como las personas que la introdujeron al mundo artesanal. Por un lado, su abuela paterna, Barcelisa, era quien le contaba historias sobre el barro. De ella tiene una imagen nítida: verla llegar a casa cargada de la arcilla negra que recogía ella misma en los tiempos secos de Inírida, de noviembre a enero. Recuerda sus manos haciendo las tinajas en las que guardaban la chicha y los platos con los que comían, así como los budares para tostar el mañoco y hacer el casabe. Fue ella quien le presentó y enseñó el arte de la alfarería. Y por el otro lado, también está su abuela Carolina, la mamá de su mamá. A ella le debe el haber descubierto la fibra del chiquichiqui, y aprender a tejer de su mano. Con esos dos referentes Nancy se volvió artesana y hoy es una maestra en la combinación de estas dos técnicas.

Cuenta de su cultura curripako y habla de Amaru, la mujer guerrera de la que nace, por obra y gracia de un pensamiento, Kuwai, dios de su cosmogonía y de cuyo cuerpo sale una melodía animal. La representa en las piezas que realiza y exalta a la mujer curripako, a quien define como una “verraca” y “echada pa´lante”, por lo trabajadora e independiente, haciéndose a sus propios recursos gracias a la artesanía. El relato fundacional de este pueblo indígena en donde las mujeres no tienen vagina resulta impactante porque, simbólicamente, estaría mostrando este talante de resolver las cosas por ellas mismas. Incluso la vida misma.

Vive rodeada de un paisaje privilegiado, colmado de ríos y piedras, muchas de las cuales tienen petroglifos, esos dibujos magníficos que fueron grabados sobre ellas como las huellas del hombre que vivió hace miles de años en esos territorios y dejó allí expuesto un relato. Muchas de estas figuras hoy están plasmadas en diseños que lleva a sus objetos artesanales. En esta tarea, celebra que su esposo Melvino se haya convertido en guía del Parque Rupestre Amarrú, pues entre los dos saben del valor de este patrimonio y lo cuidan.

Nancy preserva las formas como trabajaban sus ancestros. Sigue mezclando, como lo hacía su abuela Barcelisa, el barro con la ceniza de cabé, la corteza de un árbol que, pasada por un pilón que la pulveriza, le permite darle la consistencia arenosa a la arcilla para que queme bien al fuego. Disfruta mucho puliendo las piezas y decorándolas con los petroglifos que siempre le recordarán a quien las adquiera que hay un mundo curripako que hay que proteger. Combina sus vasijas y tinajas con moriche y chiquichiqui, dándole un aspecto muy novedoso y bello. Es un trabajo de una gran calidad.

Finalmente nos cuenta que su comunidad fue evangelizada entre 1944 y 1965 por la misionera estadounidense Sofía Müller, a quien su abuelo y padre recibieron en su territorio hace más de siete décadas; ellos le enseñaron sobre su cultura curripako y se la presentaron a las otras comunidades étnicas del Guainía, razón por la cual hoy una gran parte de estas etnias son evangélicas. Como heredera de esta predicadora, Nancy es una de las organizadoras de la Conferencia, el encuentro anual de las distintas comunidades que se reúnen para compartir, entre todos, sus experiencias espirituales. Llegan unas 500 personas de las comunidades del río Atabapo, del Río Orinoco y Guainía, de Venezuela y de Brasil. Es todo un evento al que le invierte tanta energía como a la propia artesanía.

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