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Ximena Albornoz

Taller: Arte chelita
Oficio: Enchape en Tamo
Ruta: Ruta Pasto - Sandoná
Ubicación: Pasto, Nariño


AGENDA TU VISITA

  carrera 3E # 18B-03, barrio Santa Fe, Pasto, Nariño
  3007778628
  gerencia@artechelita.com
  @artechelita
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Apenas cuatro años antes de jubilarse, el padre de Ximena, Arturo Albornoz, decidió darle un nuevo rumbo a su vida y, por consiguiente, a la de su familia. Aunque su esposa se opusiera, él insistió, pues tenía una visión, dedicarse a las artesanías propias de su región, empezando por el enchapado en tamo y el barniz de Pasto, las dos técnicas más características de su tierra. Dicen que fue como si se le hubiera despertado un don. Cuánta no sería su pasión como para tomar semejante decisión y llevarla a cabo como lo hizo, formando un taller artesanal, aliándose con otros maestros y asistiendo a Expoartesanías, por primera vez, en el 93. Ciertamente valió la pena su salto al vacío, la evidencia está en que Artes Chelita, la empresa que empezó a construir en los ochenta, sigue en pie, ahora a cargo de su hija Ximena, quien sigue llevando sus productos, año tras año, a la feria que visitó su padre hace tanto tiempo.

Ximena se describe como una mujer devota, que le pide a Dios consejo y paz para su corazón. Le pide también nuevas ideas para llevar a cabo los sueños que la rondan desde pequeña, cuando quiso irse a estudiar diseño y su padre le pidió que se quedara en su ciudad. No irse no fue un problema, porque le heredó a su padre la pasión y capacidad para estar a la altura de la diversa producción de Artes Chelita. Y es que hacen de todo: bargueños, cofres, máscaras, jarrones, vírgenes, bolsos y hasta tacones, que decoran en barniz de Pasto o enchapan en tamo, o incluso recubren combinando ambas técnicas. Para tan amplia producción, Ximena se ha hecho un amplio equipo. Cuenta con el apoyo de su esposo, Mauricio Arellano, en la coordinación y gerencia. Él, como la familia de ella, dejó de lado lo que venía haciendo, la ingeniería de sistemas, para aprender de artesanías y trabajar de lleno en ellas. Y cuando Ximena no está, confía sus labores a su hermano Germán. En el taller, cuenta con quienes hacen realidad cada una de las piezas de Artes Chelita, con sus manos y su maestría.

Tienen dos casas taller, en las que cubren todos los procesos, empezando por la elaboración de las piezas base en madera de cedro y pino. Del torneado de las piezas grandes se encargan Oscar Erazo y Roberto Tulcán, y de las pequeñas Luis Alexander Tabango. Carlos Alberto Córdoba, ebanista, hace los muebles, y de los detalles en talla de todas las piezas torneadas y ensambladas, están a cargo Cristian Morales y Hernando Pabón. Todos estos hombres, expertos en darle forma a la madera, heredaron sus oficios de sus propios padres. Del mismo modo, Delio Ortega, tallador en madera de las tradicionales máscaras Kamentsá e Inga, aprendió la técnica como un legado de su tierra natal, Sibundoy, Putumayo, y desde hace 35 años trabaja como proveedor de máscaras en crudo para el taller de los Albornoz. De los terminados de los muebles se encargan Raúl y Germán Albornoz, el primero, se concentra en darles la base, y el segundo, en pintarlos. Además, tienen un equipo fijo de lijadores: Jesús Pantoja, y el mismo Luis Alexander Tabango, que se desempeña también como lijador.

Para el barniz de Pasto, esa delicada técnica milenaria, Ximena se alió con artesanos a la altura de sus expectativas y exigencias de calidad: Carlos Moncayo, barnizador de toda la vida, y Wilmer y Marlon Castrillón, hijos de una familia de artesanos del barniz. Y para el enchapado en tamo, que combinan con finos hilos de paja tetera y totora, han convocado a un grupo de mujeres, a quienes ellos mismos capacitan. El propio hermano de Ximena, Raúl Albornoz, y la experta enchapadora Jenny Medina, le enseñan la técnica a las casi cuarenta mujeres cabeza madre de familia que han llegado al taller en busca de empleo, algunas de ellas, madres a cargo de hijos con discapacidades cognitivas que merecen su cuidado constante. A ellas, las artesanías les han dado la oportunidad de balancear el cuidado y el trabajo, de la mano del impresionante andamiaje de Artes Chelita.

Artesanos de la ruta

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