Although the Magdalena River crosses the entirety of Colombia from south to north, the true rhythm of its waters can be felt in only one department: Bolívar. For this reason, the latter is the main focus of this journey. You will have all the time you need to fully admire this beautiful region. Visiting Mompox —one of its birthplaces— is at the heart of the voyage. Getting to this enclave —which seems as if it were frozen in time— means traveling through another one of the department’s hidden gems: Montes de María. A town of artisan hands and musical lungs lies nestled between these hills: San Jacinto, land of hammocks, flutes, and sunflowers. Every single one of this town’s craftspeople is a master of their craft. This has earned it the Certificate of Origin seal. Witnessing these artisans weave bursts of color into their hammocks is just as wonderful as hearing them tell their stories. Finish your trip discovering the Mompox goldsmiths —experts in filigree filled with secrets and patience— and their workshops. You will come upon a place that will make you feel as if you have gone back in time thanks to its green river, its streets filled with bird songs, and its beautiful architecture.
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Empezamos en la célebre Cartagena, ciudad de murallas e historias, fundada en el siglo XVI como un importante puerto de entrada a América del Sur durante la colonia. Podrás empaparte de su magia histórica y su espíritu heróico en su ciudad amurallada, construida para proteger al puerto de los piratas y corsarios, y sentirte en otro tiempo mientras recorres sus coloridas calles empedradas rodeadas de balcones florecidos, su Parque Bolívar y Catedral de Santa Catalina, la iglesia y plaza de Santo Domingo, las iglesias de Santo Toribio y de San Pedro Claver, y los museos del Palacio de la Inquisición y de San Pedro Claver, todos sitios llenos de movimiento y color. Al caer la tarde podrás ir a comer un postre al portal de los dulces y ver, muy cerca de ahí, la Torre del Reloj, antes de dirigirte a la Plaza de Santa Teresa para algo de vida nocturna.
Te recomendamos recorrer la ciudad amurallada el primer día para dedicarle el segundo a la periferia, conocer el Castillo de San Felipe, y claro, a lo que vinimos, visitar a los artesanos que te mostrarán sobre el fique y la talla en cacho, coco, hueso y maderas, y el totumo, en Pontezuela. Recuerda que desde el centro estás a un paso de Getsemaní, donde puedes pasar una agradable tarde en su Plaza de la Santísima Trinidad.
CARTAGENA – BARU – CARTAGENA
El tercer día es de playa. Sal en la mañana hacia Barú, a una hora de distancia. Allí no solo te esperan playas blancas, aguas cristalinas y arrecifes de coral que podrás apreciar con una careta y un snorkel a pocos metros de la orilla, sino la maestría de un artesano dedicado a tallar en madera todas las criaturas del cielo y del mar que viven en la isla. Podrás también visitar el Aviario Nacional, el Oceanario de Islas del Rosario, a media hora en bote, o agendar una inmersión para bucear. Regresa a Cartagena para pasar la noche.
Sal temprano tierra adentro, hacia Arjona, a unos cuarenta minutos de Cartagena. Conocido por su cocina, sus calles tranquilas y su callejón cultural, es el lugar perfecto para comer un bollo de mazorca, ojalá en su Festival del Bollo en abril, o un plato de pescado fresco de la ciénaga. Aquí conocerás sobre la tradición del sombrero vueltiao junto a una de sus exponentes zenú. Si vas en agosto, agéndate para el Festival Bolivarense de Acordeón.
Después, dirígete a María la Baja, al corregimiento de Mampuján, a casi una hora de distancia. Allí está el Museo de Arte y Memoria de Mampuján, un lugar para la memoria colectiva y para ver cómo el dolor del conflicto armado puede sanarse y transformarse en belleza a través de la tejeduría de tapices y la práctica de las cocinas tradicionales. Déjate conmover por la historia de resiliencia de su pueblo, y conquistar el paladar por sus platos. Pasa la noche allí.
MARÍA LA BAJA – SAN CAYETANO – SAN JUAN DE NEPOMUCENO
De María la Baja dirígete a San Cayetano, corregimiento de San Juan de Nepomuceno, a una hora y cuarto. Además de ser el lugar de nacimiento de Petrona Martínez, este era un pueblo de proveedores de fibra de iraca para Usiacurí, famoso por sus delicados tejidos, pero recientemente, se está convirtiendo en el lugar de una nueva generación de artesanas, a quienes queremos que conozcas. Podrás, además, conectarte con la naturaleza en el Santuario de Fauna y Flora Los Colorados, o en la Ruta Jaguar Yaguaré. No dejes de probar las típicas galletas de dulce de leche María Luisa, ni los bollos limpios de la matrona Griselda, y si lo tuyo son las cocinas ancestrales, recuerda que a finales de octubre se celebra el Festival del Ñame. Pasa la noche en San Juan de Nepomuceno.
SAN JUAN DE NEPOMUCENO – SAN JACINTO
A media hora te espera San Jacinto, pueblo de artesanos, con sus tejedoras de hamacas y sus fabricantes de instrumentos para la música de gaitas, herederos de los célebres Gaiteros de San Jacinto. Como si fuera poco, a la tradición artesanal de este pueblo se suman la cerámica de más de 6000 años encontrada aquí, que ahora reposa en el Museo Comunitario, el Museo Arqueológico y de la Gaita, y el importante Cerro Maco, del que nacen numerosas vertientes hidrográficas. No te faltarán planes para hacer antes de descansar en el pueblo.
A una hora de San Jacinto está El Salado, nuestra siguiente parada y un ejemplo de cómo una comunidad puede renacer después de una masacre y el desplazamiento masivo. Uno de sus exponentes es Nairo José Catalán, quien junto a una asociación de soldadores se dedica a hacer las hamadoras, una mezcla entre hamaca y mecedora ideal para el descanso en el calor de la costa. Podrás conocer, también, a los apicultores de la región, y visitar la Reserva Morrocoy, un esfuerzo por recuperar 400 hectáreas de bosque seco tropical. Sal hacia Magangué, a una hora cuarenta, para pasar la noche.
MAGANGUÉ – MOMPOX
A orillas del río Magdalena te espera la tradición de la tejeduría de sombreros en palma sará en Magangué, su Catedral de Nuestra Señora de la Candelaria y el adorable corregimiento de Yatí. Y a un ahora y cuarto, también a la ribera del Magdalena, Santa Cruz de Mompox, nuestra última parada. Déjate contagiar del calor, de la vida abrazada por el rumor del río y el canto de las aves, y de las tradiciones arraigadas del pueblo, como la del mueble momposino y del bordado, que queremos presentarte. Visita sus iglesias de Santa Bárbara y de la Inmaculada Concepción, el Convento de San Francisco, y el Museo de Arte Religioso. Y para sobrellevar el sopor, qué mejor manera de terminar este viaje que visitando la ciénaga de Pijiño para recorrer sus humedales en canoa, ver aves acuáticas y reptiles.
The coastal region of Bolívar is also known for its cattle ____ and its beef dishes, such as Posta Negra Cartagenera. This dish is made by marinating a beef cut with salt, pepper, and garlic, then slowly cooking it in a pot until tender for several hours. Once the meat is soft, its taken our of the pot and the sauce is reduced with panela, cloves, and cinnamon. This dish is a must-try in Cartagena, and you can enjoy it at Candé, Mila, La Mulata, La Cocina de Pepina, or La Olla Cartagenera. The posta cartagenera is often served with Plátanos en Tentación (ripe plantains cooked in Kola Román soda, cloves, and cinnamon), and you can sample this dish at La Cocina de Pepina, Candé in Cartagena, and El Rancho in San Jacinto.
Pebres are another unique dish from the region, originating in Spain but now mainly found in Mompox. They are stews made with various types of meat (beef, pork, chicken, turtle, duck), cooked with sautéed onion, tomato, garlic, achiote, vinegar, pepper, cumin, and salt. A bit of water is added, and the stew is simmered until the meat is tender. The broth is then reduced and served with a flavorful sauce. You can try different versions of pebre at Comedor Costeño in Mompox.
Cazuela de Mariscos is a seafood stew made with fresh shellfish from the Caribbean, seasoned with spices and coconut cream, and served with coconut rice and fried plantains. This dish has been prepared for years at Club de Pesca, Restaurante Doña Matty in Bazurto Market, as well as at Buena Vida and Alma in Cartagena, and Ambrosia Restaurante in Mompox. For a more traditional lunch, try fried fish with coconut rice tray, served with salad, and patacones at Restaurante JuanMau on the pier in Barú. This is a community-driven project led by Inedis Camargo.
A must-try in Cartagena is the Restaurante Árabe Internacional, a long-standing favorite offering a mixed platter with a little bit of everything: rice with chicken and almonds, beef skewers, quibbe, grape leaves rolls, cabbage rolls, beef empanadas, and the house salad.
In Mompox, don’t miss arroz guisado with chorizo momposino—a flavorful dish made with both pork and beef chorizo, rice, and chopped vegetables, including the signature ají costeño (local hot pepper), and cooked with achiote oil for color. You can try this dish at Ambrosía Restaurant. Another Mompox specialty is Boronía (or Alboronía), an ancestral Bolívar dish made by mashing cooked eggplant and ripe plantain, then adding a sautéed mix of tomato, onion, garlic, achiote oil, vinegar, salt, and pepper. It’s served on its own or as an accompaniment to other regional dishes. Celele in Cartagena offers a contemporary take on Boronía, served in different textures with peanut cream, roasted bell peppers, pickled apples, and za’atar-spiced Arabic bread.
You can also enjoy soups and sancocho soups made from eother beef rib soup, fish stewed in coconut milk, or stew goat wrapped in bijao leaves, all served with coconut rice, patacones, and yuca. These dishes are available at the Tradición y Sabor restaurant in Mampuján, a community-focused establishment that promotes peace and reconciliation.
For a variety of Caribbean snacks, try black eyed peas buñuelitos fritters, egg arepas, carimañolas , quibbes, fried plantain with costeño cheese, and stuffed potatoes, all served with homemade hot sauce and suero costeño. You can find these treats at local spots like Bazurto Market, Fritomar, and Restaurante Dunia in Cartagena, or at various street vendors around the city.
In the historic center of Cartagena, you’ll find popular seafood cocktails with shrimp, oysters, octopus, snail, and other local shellfish served in kiosks like La Ostrería Sincelejo and El Sombrerón Ostrería. Queso de Capas in Mompox is a traditional artisanal cheese made using a unique, hand-crafted process. You can buy it from local vendors who walk around the town carrying trays of this delicious cheese, or directly from producers like Yeifer and Jair.
Chicharrón is a beloved dish served with yuca or bollo limpio (a type of cornbread made with pure corn, wrapped in corn husks or bijao leaves, without any additives). You can try this dish at El Parador de Turbaco, and further south in San Cayetano, where it’s served with ñame, a type of yam key agricultural product of the region. The Ñame Festival and Queen Contest celebrates this tuber.
In Arjona, you’ll find the best Bollos de Mazorca made with young, tender corn. The women of Arjona showcase their skills during the Bollo de Mazorca Festival. These are often served with cheese or suero costeño.
El Portal de Los Dulces is one of Cartagena’s must-see attractions, offering a variety of traditional sweets, including tamarind balls, coconut and pineapple cocadas, guava cocadas, panela cocadas, sesame sweets, cubanitos (elongated sweets made with milk, coconut, sugar, and wrapped in colorful paper), panela melcochas, preserves, and milk figurines, ripe plantain sweets, and green papaya caballitos. Other delights include puffed corn with panela and coconut, coconut-filled casabitos, and more.
In the streets of the walled city, you’ll often find palenqueras (descendants of enslaved Africans from San Basilio de Palenque who keep their cultural traditions alive) selling sugar-coated fruit or fruits preserved in sugar or panela, like cherries, coastal plums, icaco, corozo, mamey, or tamarind jelly. These sweets are also popular during Semana Santa, when the Sweet Festival is held. At Rosita de Benedetti Pastry Shop, you can find the traditional and highly sought-after coconut pies and mamey pies (a sweet, fragrant orange fruit). Dulces Mary Covo also offers typical sweets made to order.
In towns like San Juan Nepomuceno and El Carmen de Bolívar, you’ll find ñame (yam) sweets. In Mompox, be sure to try the lemon peels, and in El Carmen de Bolívar, look for Las Chepacorinas—large cookies made from Doña Chepa’s secret recipe, which includes wheat flour, milk, eggs, and cheese, all baked in a wood-fired oven. These cookies have been made for over 80 years in this town and can be bought at local bakeries like El Parador donde Blacho. They are so famous that they are distributed to bakeries and stores throughout the Bolívar department, including Cartagena.
Coconut water is sold fresh from street vendors in Cartagena’s Walled City, and at the beaches. There’s also a wide variety of refreshing local fruit juices made from corozo, tamarindo, níspero, zapote, and sour guava, which can be found throughout the region.
Fruit juices made from tropical fruits like corozo, pineapple, tamarindo, and sour guava, and even cola (a red soda) mixed with milk, are not only refreshing but also a treat. You can find them in most restaurants throughout Cartagena and the towns on this culinary route. In Mompox, you can try artisanal wines made from regional fruits, especially corozo. This is a long-standing tradition dating back to colonial times, and these wines are now made on a small scale for commercial use, accompanying local celebrations. Don’t miss the Raspaos—shaved ice topped with cola syrup or flavored syrups made from tamarind, lemon, or corozo fruit. You can even add condensed milk for an extra indulgence. A true refreshing delicacy.
La Red Turística de Pueblos Patrimonio de Colombia es un programa especial del Ministerio de Comercio, Industria y Turismo, ejecutado por FONTUR, que trabaja con 17 municipios de Colombia que poseen declaratoria de Bien de Interés Cultural (BIC) a nivel nacional para su valoración y proyección mediante el turismo, generando así más oportunidades de desarrollo y sostenibilidad en las comunidades.
La Medalla a la Maestría Artesanal es un galardón que Artesanías de Colombia entrega anualmente, con el cual se hace un reconocimiento a aquellos artesanos, empresas y comunidades artesanales que, contando con una trayectoria destacada, sobresalen a nivel nacional por su excelencia en el oficio así como por preservar el quehacer artesanal.
Es un signo distintivo que identifica productos reconocidos o famosos por tener una calidad o características específicas derivadas esencialmente del lugar de origen y la forma tradicional de extracción, elaboración y producción por parte de sus habitantes. La protección conferida sobre una Denominación de Origen implica que ninguna persona puede identificar con la denominación protegida productos iguales o similares a los amparados, cuando no provengan del verdadero lugar y no cumplan con las características o calidades que le han dado la reputación al producto reconocido. Las Denominaciones de Origen para productos artesanales colombianos que han sido protegidas por la Superintendencia de Industria y Comercio en nuestro país son actualmente 12.
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