Este manizalita sabe que se mueve entre dos aguas que pueden ser tan transparentes como inesperadas: la genialidad y la locura. Este carpintero que se ha especializado en el arte del torno, lo hizo acreedor de la Medalla a la Maestría Artesanal en la categoría Contemporánea en el año de 2007 y su trabajo ha sido consignado en el libro Oficios del Paisaje Cultural Cafetero. Si bien fue Juan de Dios, su papá, quien lo introdujo en el oficio del torno para hacer muebles y repisas, rápidamente entendió que lo suyo no era, necesariamente, seguir ese legado sino explorar eso que tanto le atraía en el terreno de las ideas, por lo cual, apenas pudo, se fue a estudiar Psicología. En medio de sus infinitas inquietudes descubrió una técnica de la ebanistería que, finalmente, le daba todo lo que estaba buscando: el torno excéntrico.

Sus ejes múltiples e infinitos, según lo desee el artesano, producirán una pieza de formas tremendamente orgánicas en donde es fácil maravillarse y preguntarse cómo la hizo. Él mismo se sorprende de los resultados que obtiene y esa carga de azar sobre lo que será le encanta. Se le pasan las horas probando y experimentando nuevas formas, entendiendo lo que le da el cedro que tanto aprecia, o el urapán que, por su claridad, le permite adentrarse en distintas tonalidades de esta piel bella que es la madera. Se sienta con una tabla cargada de hojas blancas y va rayando las ideas que le brotan mientras ve la madera transformarse. “Fue mi necesidad de abrirme más, de salirme del centro, de explorar, de ponerme desafíos a mí mismo y enloquecerme en términos simbólicos”. Habla, emocionado, y repite su mantra: genialidad y locura. Y, allí, se le siente cómodo.

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