Workshop: AGROARTE ASOCIACION ARTESANAL Y AGROPECUARIA
Craft: Weaving
Trail: Cauca Route
Location: El Tambo, Cauca
Vereda La Muyunga, corregimiento de Piagua municipio Tambo
3114353112, 3126887992
agroarte2012@gmail.com
@agroarte_artesanias
@p/Agroarte-100-SEDA-100054518287836
Lo primero que uno siente hablando con Anyi Ballesteros y Yanira Domínguez es esperanza. Porque tenemos enfrente a dos mujeres con una idea clara de lo que quieren: poner a su municipio del Tambo, Cauca, en el radar del turismo cultural colombiano. Luego, y para ello, se les ve una fuerza imparable, la una se complementa con la otra, se cita, se celebra, se acompaña. Y, al oírlas, caemos en cuenta de que es una fuerza que no está exenta de dulzura y comprendemos, entonces, que serlo no tiene por qué ser difícil, que no les quita ni un ápice de credibilidad. Porque saben que las sostiene el poder de sus historias, el amor por sus familias y la conciencia de la conservación del legado artesanal de su pueblo.
Por eso, qué mejor que rodear este relato de algo tan delicado como el gusano de seda y la morera que lo aloja y ve nacer, hasta que esté listo para iniciar un nuevo rumbo, el de volverse hilo para convertirse en tela y de allí, decorar con la belleza suave de su textura, el cuerpo de alguien más; cambiando de materia, volviéndose inmortal.
Anyi no creció con el gusano, como Yanira sí, pero cuenta la historia de la llegada de este animalito al Cauca como si lo hubiera vivido. Porque se casó con uno los herederos de la tradición y, de esta forma, su familia la acogió en este nuevo saber. Nos recuerda que este departamento siempre fue cafetero y que, en los años 80, la Federación de Cafeteros impulsó un proyecto de economías alternativas al grano que pudiera beneficiar a los caficultores; allí llegaron los gusanos de seda desde Corea y el arte de la sericultura. Fue un programa en el que se interesaron 180 familias que emprendieron una formación en la siembra de la morera –donde se alojan los insectos– y la crianza del gusano, hasta la elaboración del hilo y su tejeduría. Fue una aventura titánica que requirió de una enorme inversión que, desafortunadamente, no prosperó. Poquísimas familias sobrevivieron la catástrofe de la no adaptación del gusano a la tierra caucana… después de todo este tiempo solo dos existen, dice Anyi con pesar. Una de ellas, la de su esposo. Yanira, en cambio, sí vivió la historia de cerca: desde sus seis años de vida conoce a los gusanos de seda y formó sus manos artesanas haciendo croché con estos hilos.
Ahora bien, ese relato es el pasado. Estas dos mujeres emprendedoras, aunque tienen claro lo que sucedió, hablan en presente y se proyectan en futuro. Y el presente está ligado al relevo generacional y el impulso que éste trae, a la multiplicación de las técnicas artesanales, al trabajo colectivo y la fructífera alianza de la artesanía con el turismo. Saben que es una apuesta ganadora. Pero saben que su tarea no es fácil, y no porque no tengan un producto de gran calidad, tan bello como el propio relato construido a su alrededor, sino porque viven en un territorio en disputa.
El conflicto armado ha perseguido por años al Cauca y, para su desgracia, ha estigmatizado al departamento, tan lleno de símbolos, como la guardia indígena, de las pocas que se les han plantado a las guerrillas, armados con sus bastones de mando, obligándolas a no meterse en sus tierras; pero la injusticia de la guerra es que se lleva todo por delante, incluida la honra. Ellas luchan contra la deshonra e invocan a la belleza de sus paisajes y de sus gentes, inocentes de esas peleas de otros. Y se van de frente: si se siembra coca, pues usemos la hoja de coca, que es sagrada, para tinturar el hilo de seda. Si no puedes con tu enemigo úntele, parecen decir estas muchachas y nos invitan a cruzar la barrera de los prejuicios y el miedo y, así, los visitemos para ver el lado B de su historia.
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