En el currulao, bambuco viejo, bunde y la juga, ritmos tradicionales del pacífico colombiano, se usan bombos, cununos, marimba y guasás, todos instrumentos que fabrica Alí Cuama Valencia en su taller, Casa de la Marimba, en Buenaventura. Hace doce años este músico y artesano dejó su trabajo como profesor de música para dedicarse a tiempo completo a la fabricación de instrumentos junto a su amigo de toda la vida y mano derecha, el también músico Jhon Edward Alomias.

Alí es hijo del maestro luthier y reconocido marimbero, Baudilio Cuama, que por años les ha enseñado a interpretar la marimba a los jóvenes interesados en aprender. Antes de llegar a Buenaventura, la familia vivía en el corregimiento de Raposo, donde Baudilio se dedicaba a la cacería y la pesca, además del cultivo de papa china, ñame, plátano, banano, chontaduro y caña. Alí tenía 8 años cuando se mudaron a la ciudad, y su padre, que ya sabía interpretar la marimba, se vio en la necesidad de hacer algo más y se convirtió en aprendiz de luthería del maestro Felisdeo Torres.

Luego de ver todo lo que su padre hacía, y al darse cuenta de la creciente demanda de instrumentos para interpretar ritmos del pacífico, popularizados por festivales como el Petronio Alvarez en Cali, Alí se decidió a seguir los pasos de Baudilio. Empezó en el andén de su casa, que muy pronto se le quedó corto. Necesitaba un espacio amplio y suficiente para las máquinas que le facilitaban el trabajo, así que empezó a construir su actual taller y hacer sus propios bombos golpeadores, bombos arrulladores, cununos hembra y macho, marimbas y guasás. Los ritmos del pacífico que hoy conocemos son el resultado de la mezcla de instrumentos y expresiones rítmicas de los indios, negros, blancos y mestizos cuyos caminos se entrecruzaron en la colonia. Por ejemplo, la marimba del pacífico tiene una clara influencia del balafón, una marimba africana con resonadores de calabaza distintos de los resonadores de guadua, únicos del pacífico colombiano. Por su parte, el guasá es un instrumento indígena. Se trata de un sonajero de 40 o 50 cm hecho de guadua con semillas en su interior.

Las maderas y cueros con los que se hacen estos instrumentos los atan al territorio en el que tradicionalmente se han producido. Para las tamboras, los bombos y cununos, se necesitan cueros de venado o tatabro, un pequeño selvático. Es costumbre que en las zonas rurales del pacífico los hombres que van a pescar lleven su escopeta para que cuando se crucen con un venado o un tabarro, lo puedan cazar y consumir su carne. En tres meses un cazador puede llegar a tener hasta diez pieles y un conocido de Alí se dedica a buscar a estos cazadores en su canoa. Va de pueblo en pueblo ribereño preguntando por pieles y se las trae a Alí en Buenaventura. Y para las maderas, da la fortuna de que Buenaventura es un puerto, a donde llega el material. Sin ir muy lejos, Alí consigue la chonta para las barras de tono de la marimba, el balso macho para los arcos de la marimba y el cuerpo de los bombos y cununos, y el jigua negro para los bombos más especiales.
En este mismo puerto Alí consiguió la madera del jigua laurel con la que hizo su primera marimba, a los 16 años. La hizo a su gusto; escogió la madera por su color amarillo brillante y su calidad, que no deja que le entre polilla. Quería una marimba elegante con la que salir a tocar y por eso le decoró el marco con los arabescos que tenía la cama de sus papás, y su marimba ciertamente llamó la atención. Hubo incluso quienes no le creyeron que la había hecho él mismo.

Hoy, Alí Cuama toca jugas, bundes, currulaos, bambucos y rumbas con la agrupación Bombo Negro. Son 11 integrantes y en el 2018 fueron ganadores del Festival Petronio Álvarez. Además, en su taller en Buenaventura lo visitan al día de hoy músicos e investigadores de todo el mundo, llamados por la tradición del pacífico que mantiene viva a través de su oficio.