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Blas Blanco

Taller: Artesanías Blas Blanco
Oficio: Trabajos en madera
Ruta: Ruta Sucre
Ubicación: San Onofre, Sucre


Blas Agustín Blanco es conocido por sus artesanías para mesa y cocina, las cucharas, los platos y bandejas que talla en maderas de su región como la ceiba tolúa, la teca y el colorado. Sin embargo, todo comenzó como un juego de la adolescencia cuando visitó a su amigo Jorge Díaz, quien le mostró su más reciente invento: un helicóptero tallado en la madera del corazón del matarratón. Había visto uno sobrevolar el corregimiento de Higuerón, en San Onofre, y había decidido replicarlo. Entonces Blas se antojó y buscaron la madera del guásimo para que hiciera uno él mismo. Después de hacer su primer helicóptero siguió con un avión pequeño y un armadillo. Esas primeras piezas fueron a venderlas al pueblo vecino de Chinchiman en Semana Santa.

Hoy en día su amigo no se dedica a las artesanías y fue Blas quién continuó en el oficio. Tallaba tortugas pequeñas en su casa a punta de machete, cuchillo y vidrio de botella para raspar la madera. Hasta que una señora del pueblo le pidió una bandeja para rallar coco y entonces consiguió la herramienta del tallador, una gubia grande, con la que aprendió a ahuecar un trozo de madera para volverlo un contenedor. Poco a poco se dio a conocer por sus piezas y fue montando su taller, que actualmente queda en San Onofre, Sucre, y en el que trabaja con otros cuatro hombres conocedores de la madera tallando sus recipientes y prestando al mismo tiempo servicios de carpintería.

Desde el año 2001 —cuando inauguraron el transmilenio, recuerda— ha mostrado su trabajo en Expoartesanías, en Bogotá. Blas espera la tradicional temporada de fin de año para mostrar sus piezas. Las cucharas, platos,y ensaladeras que sella con aceite de oliva para darle un acabado natural han tenido una muy buena acogida, así como los recipientes a los que les adorna el borde con bejuco malibú. Este bejuco trepador era usado tradicionalmente para tejer las cestas balay con las que se escogía el arroz que se cultiva en la región. Se recogía el bejuco y se dividía en tiras, que se raspaban antes de ser puestas al sol para que la fibra se secara y quedara templada. Después se tejían las cestas siguiendo un patrón triangular. Ahora que se usan máquinas piladoras para escoger el arroz, las cestas balay pasaron a ser ornamentales, pero el bejuco todavía se puede apreciar tejido a los bordes de los recipientes de Blas.

Aunque se haya dedicado a la producción de utensilios artesanales para mesa y cocina, Blas mantiene el espíritu con el que comenzó en este oficio. Aún hace todo tipo de figuras en madera por encargo: cangrejos, caballos, toros y hasta bicicletas. A partir de una imagen va encontrando la forma del animal u objeto que esté tallando, que se le va revelando a punta de técnica y concentración. Su animal preferido, para el que ya no necesita una imagen de referencia, es el loro verde. Lo ha visto tantas veces volando por San Onofre y ha repetido tanto su talla, que su forma se le quedó en la memoria. Antes los mandaba a pintar con un amigo, que con vinilos imitaba sus plumas verdes, pero ahora se los piden en crudo, para ser pintados por quien los compra.

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