Taller: Bordados a mano Julia Alméciga
Oficio: Trabajos en tela
Ruta: Ruta Valle del Cauca
Ubicación: Cartago, Valle del Cauca
Hace más de veinte años que Carmen Julia Alméciga llegó a Cartago, el famoso municipio de los bordados. Nació en Bogotá y siempre le había llamado la atención el oficio. Cada vez que visitaba el municipio se aseguraba de volver con souvenirs bordados y por eso, al mudarse después de casarse con un cartagüeño y no conseguir un buen trabajo, decidió abrir su propio taller de bordados.
Carmen Julia sabía bordar pues había tomado clases de costura en el colegio, como se acostumbraba, y cuando empezó a trabajar con las bordadoras con las que se asoció, siguió aprendiendo, ya que entre todas se daban retroalimentación sobre su trabajo y técnicas. Este es un oficio en el que todos los días se aprende algo, cuenta Carmen Julia, ya que existen infinidad de puntadas que a su vez se combinan entre ellas. Además, una misma puntada puede tener distintos nombres. Por ejemplo, a la técnica del sesgo se le conoce también como bies, patecabra o punto parís. Después de años trabajando juntas, todas las bordadoras con las que está asociada saben a qué se refiere con fresita, una puntada bautizada así por ella misma.
Muchas de las bordadoras de Cartago aprendieron cuando eran niñas. Las madres suelen enseñarles a sus hijas y las hijas suelen ayudar a sus madres, por ejemplo, a tener los hilos de colores listos y enhebrados en las agujas. Carmen Julia no tuvo hijos, pero de todos modos le ha enseñado a bordar a muchos niños y niñas. Cuando sus ocho sobrinos eran pequeños ella los recibía para que pasaran las vacaciones en Cartago. Tenían entre 6 y 12 años y Carmen Julia no sabía qué hacer para entretenerlos, entonces les daba hilitos y un pedazo de tela, y los ponía a bordar. Ella trazaba dibujos sencillos en la tela y les indicaba qué colores de hilo usar y así, para el final de las vacaciones, cada uno tenía un proyecto bordado que regalarle a su mamá. Uno de sus sobrinos es ahora veterinario y recuerda las enseñanzas de su tía cada vez que hace una sutura. Otra de sus sobrinas ahora es mamá y les hace detalles bordados a las prendas de sus hijas.
Ahora, con sus sobrinos ya grandes, Carmen Julia sigue enseñando en el espacio cultural y artesanal Asocuart. Allí tiene su local y recibe, junto a su compañera Luz Estela Zapata, a niños y niñas desde los ocho años que quieren aprender este oficio artesanal. Primero les enseñan a enhebrar y hacer las puntadas rococó y cordón, y después les enseñan a hacer las florecitas y hojas. El grupo del semillero se reúne dos veces a la semana y la idea es que cada niño y niña haga su propio dechado, un muestrario con todas las puntadas que van aprendiendo.
Desde el principio, Carmen Julia se asoció con otras mujeres para aprender de ellas sobre puntadas y confección. Ahora que su taller cumplió 22 años sigue trabajando de cerca con las bordadoras y se ha dado cuenta de que puede ayudar a la economía de Cartago, afectada por el desempleo, dándole empleo a las mujeres mayores cabeza de familia. A ellas no suelen contratarlas en empleos formales y, ya que lo ideal es que puedan trabajar desde sus casas, el bordado les da la oportunidad de cubrir sus necesidades. Hoy en día Carmen Julia trabaja con diez madres cabeza de familia, a quienes encontró por el voz a voz, y que son parte fundamental de su equipo.
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