Workshop: Coopmujeres
Craft: Weaving
Trail: Cauca Route
Location: Guapi, Cauca
Carrera 2 #10-37 San Pablo, frente al hotel Rio Guapi.
3215481179
Van llegando las mujeres convocadas por mujeres: primero Antonia Cambindo, que fue quien las llamó. Llegan a la sede de la cooperativa Coopmujeres, en Guapi, Ruth Montaño, María Dominga Cuero, Teódula Mancilla y, luego de un ratico, Silveria Rodríguez, con su pelo blanco, su caminar firme y su sonrisa lista para iluminar. Están ellas, cariñosas y dispuestas a contarse, pero no olvidan a las que no pudieron llegar, Luz Colombia Mancilla, Jovita Mancilla, Rosa Helena Salcedo o Carlina Lema.
Son un grupo de artesanas que decidieron trabajar juntas desde 1992, como una forma de tener solvencia económica y apoyar a sus familias en los gastos del hogar y en la educación de los hijos. Se miran, trabajando como lo hacen con ese dominio de la tejeduría de sombreros en paja tetera y chocolatillo, y les sorprende recordar que, varias de ellas, no tenían idea de cómo se tejía cuando apenas empezaban. Terminaron allí porque, en todo caso, de sus manos vivían; varias se desempeñaban como costureras y les confeccionaban los uniformes a sus hijos y maridos, para luego abrirse al barrio y coserles a todos. Pero fue, entonces, cuando empezó a llegar el vestuario importado y de cadenas, estandarizado en sus tallas únicas, que su economía se fue a pique y tuvieron que encontrar una nueva forma de subsistir.
Uno las oye hablar y se encuentra con mujeres que no la han tenido fácil. Varias tuvieron que desplazarse de sus lugares de origen como El Charco, Nariño, o el Alto Guapi (a cuatro horas en lancha del casco urbano), por violencia, por falta de oportunidades económicas o de infraestructura escolar, e incluso doña Silveria recuerda un evento que les partió la vida como comunidad, el horrible terremoto del 12 de diciembre de 1979, que terminó en tsunami y arrasó con la costa pacífica colombiana, dejando desolación y muerte a su paso. Pero varias también llegaron a Guapi por amor y, pese a las enormes dificultades vividas, hoy celebran haber podido fundar una nueva vida desde ceros. Sí que ha sido duro, lo reconocen, pero ¡ay! también han vivido y gozado y lo reconocen igual, su alegría lo revela sin que tengan que hacer mayor esfuerzo. Se dicen guapireñas a mucho honor y le agradecen a esta tierra con agua tan cerquita para refrescarse, el haberse convertido en su hogar.
Las que tenían tradición del oficio y madres tejedoras, como Wenceslava Arboleda y Rosinda Mancilla, les fueron enseñando a las otras hasta ser superadas por sus discípulas y tener, ya después de tantos años, un grupo que dicta cátedra con sus manos. Coopmujeres se vanagloria de juntar a mujeres maduras y jóvenes por igual, pues saben que solo así se preservará el arte de la tejeduría del sombrero guapireño. Y, así, a unas les gusta más la tarea de coser a máquina la trenza del sombrero, mientras que otras prefieren tejer la trenza de tres y cuatro palos y, otras más se encargan de hacer individuales, canastos o tortilleras. Lo cierto es que su tejido es único, con esos ojos grandotes que caracterizan el sombrero y que lo hacen fresquito para semejante calor. Cuando los vean dirán ahh sí que lo he visto pues es muy propio de Guapi y no hay baile en donde su danzante no lo porte. Así que cuando armes viaje a aguas caucanas y por el bello Río Timbiquí, pasa a saludar a estas damas lindas y míralas trabajar, por supuesto llévate un sombrero y disfruta del secreto mejor guardado del Pacífico, las delicias que cocinan, encocado de jaiba, sudado de piangua, pescadito frito con arroz de coco y patacón. Una visita al Pacífico hermoso de nuestro país.
No puede copiar contenido de esta página