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Credi Pereira

Taller: Daire Paracaure
Oficio: Tejeduría, Cestería y tejidos no tejidos
Ruta: Ruta Amazonas
Ubicación: Nazareth, Amazonas


AGENDA TU VISITA

  Comunidad Ticuna de Nazareth
  3227084833
  3125506905
  3132376867
  daireparacuare@gmail.com

Nació en el resguardo indígena Tikuna de Nazareth, a 45 minutos por tierra desde Leticia, o al cual también se puede acceder en lancha, descubriendo la inmensidad del Río Amazonas. Credi habla un muy claro español pues fue educada por las monjas Lauritas que se asentaron desde hace décadas en este territorio para evangelizar a la comunidad. Hoy, nos cuenta, éstas se fueron para La Chorrera, pero siempre tienen un lugar dentro del resguardo donde sembraron afectos por respetar las creencias de este pueblo que le rinde culto al dios Gutapa y a su descendencia de talladores y hacedores de canoas y remos, así como de tejedoras.

Sus relatos giran alrededor de todo lo que le aprendió a su mamita Martina y a su abuela Francisca, desde niña, viéndolas quitarle las tremendas espinas a la fibra de la chambira para luego torcerla con fuerza entre sus piernas para secarla y poderla trabajar después en la elaboración de una mochila o un chinchorro. Cuenta que el trabajo artesanal siempre ha estado al servicio del pueblo Tikuna, canoas para ir a la pesca, chinchorros para descansar y cernidores para prensar la yuca y hacer la fariña, base de su alimentación.

También, que las niñas, ayer como hoy, crecen dentro de este resguardo siguiendo el ejemplo de las mujeres mayores, para lo cual aprenden a sembrar el plátano, la yuca y las frutas, y que además, saben sacar la chambira en el monte para luego ponerse a hacer la cabuya con la que tejerán, como siempre lo han hecho, las mujeres de la comunidad. Todas esperan con ansias su paso de la niñez a la adultez en el ritual del encierro y allí profundizan todos los conocimientos del oficio para luego seguirlo aplicando en sus propios hogares.

Recuerda cuando su abuelita le contaba que, hace mucho, cuando ella misma era niña, todo intercambio se hacía a base de trueque, petróleo por sal y jabón, por ejemplo, o intercambiaban mochilas o las tinajas de barro que hacían por alimentos con los que llenaban la despensa de los hogares. Eso duró mucho tiempo porque hasta Credi cargó tierra, junto con sus hermanos, para hacer los tiestos que luego se comercializarían.

Es tan consciente de los peligros de la deforestación como que la conservación de su lengua es la que protegerá la identidad de lo que son. Disfruta tejer y lo hace como sea, al punto de que, al romperse las agujas, estas mujeres se ingeniaron unos agujones con las varillas de las sombrillas, ese “fierrito durito” que es pura recursividad y que revela lo que les significa el oficio a estas mujeres tejedoras, seguidoras de sus dioses.

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