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Milena Vento y James Marín

Taller: Abuelo Arrendajo
Oficio: Trabajos en madera, tejeduría y tejidos no tejidos
Ruta: Ruta Amazonas
Ubicación: Leticia, Amazonas


AGENDA TU VISITA

  Barrio Simón Bolívar
  3205065246
  ventomilena@gmail.com
  @abuelorendajo

Su taller toma el nombre que le daban a su abuelo, chamán y sabio, pues pertenecía al clan de los abuelos arrendajos, esos pájaros preciosos con el plumaje negro, amarillo y blanco. Esto nos permite descubrir que para la etnia Tikuna hay familias, o clanes, aéreos, acuáticos y terrestres, y que se identifican con animales que juegan el papel de apellidos, jaguares o ardillas, por ejemplo, lo que los previene de casarse entre sí, evitando el incesto.

Así, Milena nos cuenta que su papá pertenece al clan Guacamaya y su mamá al clan Cascabel y que viven río arriba, a cuatro horas en lancha de Leticia, en la comunidad de Nuevo Jardín. Los visita todos los fines de semana y allá están sus abuelas, las de sangre y las que también la criaron y que le compartieron sus saberes de otras cosmogonías indígenas. Adora a Aru, esa abuelita centenaria que todavía teje con sus manos fuertes hamacas de tres metros y que le ha sabido transmitir sus conocimientos ancestrales a toda la estirpe.

Milena se sabe orgullosa portadora de esa habilidad tejedora de mundos. Ellas y esa mamá suya le enseñaron todos los secretos del tejido durante los tres meses que estuvo encerrada mientras se celebraba la fiesta de la pelazón, su paso a la pubertad. Allí entendió la dimensión de los rituales que practica su cultura, como untar a los bebés de tintura de uvito, un pigmento negro con el que se les embadurna al nacer para evitarles cualquier enfermedad o picadura, pero también para protegerlos del mal de ojo o la envidia. A las parturientas también se les cubre la panza para abrazar con buena energía la llegada a la vida del recién nacido.

Todo en Milena es alegría, porque se sabe continuadora de su tradición, ejerciéndola como artesana tejedora –tanto de canastos, hamacas y collares, como de bisutería con la que se ha hecho reconocida–, pero también como guía del Banco de la República, entidad donde enseña de las culturas indígenas amazónicas y comparte su conocimiento con compañeros de otras etnias.

Ella misma ha decidido expandir sus horizontes culturales y se casó con un hombre Murui o Huitoto, James Marín, con el que constituyeron un hogar pluriétnico. Gracias a su unión, ambos han podido aprender sus lenguas y costumbres comunes. Admira el trabajo de James, tallador de tradición y discípulo del escultor Roberto Panaifo. Talla en maderas de balso, isira y palo sangre máscaras con rasgos específicos de cada etnia amazónica, lo que también a él le ha permitido hacer pedagogía de la riqueza de su territorio. Se saben herederos de potentes culturas y se han impuesto la misión de nunca permitir que se extingan.

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