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Diva Eufemia Perdomo Mulcué

Taller: Nasaumna
Oficio: Tejeduría
Ruta: Ruta Cauca
Ubicación: Páez, Cauca


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  Resguardo indígena de Mosoco, Paez, grupo Artesanías Nasaumna
  3148763479

Diva Eufemia dice que le aprendió todo a su abuela Angelina y a su mamá Enelia, y cómo habrá sido de bueno el trabajo que hicieron con ella que en 1990 fue la primera mujer nasa del Cauca a la que las autoridades indígenas le dieron el bastón de mando, emblema absoluto de esta comunidad, honor con el que le abrió a las generaciones venideras las posibilidades de opinar, dar consejos y órdenes dentro de su resguardo. Aun así, dice que a sus 17 se sentía débil y que asumió el reto con cautela y algo de miedo. Pero lo hizo bien, lo hizo muy bien y ese talante de lideresa la sigue acompañando; desde 2015 encabeza un grupo artesanal de 12 mujeres de todas las generaciones, empezando por su madre, de 85, y cultivando el gusto tejedor de las más jóvenes de 25.


Cuando se cuenta se va lejos, tempranísimo en su infancia, mirando a esas mujeres de su casa escarmenar la lana de ovejo, hilarla y tejer las prendas con las cuales se vestía la familia. Cuenta con cierta picardía que le fascinaba ver a su abuelita tejer y que no desaprovechaba un instante cuando ésta se descuidaba y así le “dañaba el tejido”, desbaratándoselo, de las puritas ganas de aprender. Recuerda, también, cuando había muchas ovejas alrededor suyo, y que éstas les ofrecían la paleta con las que han hecho sus tradicionales tejidos desde siempre, los grises, marrones y blancos de su lana. Pero hace unos años esta abundancia de animalitos se vio amenazada y les cambió el paisaje, pues un puma merodeó por Páez, su municipio, así como también se le vio en Totoró y Silvia, matando a las ovejas y dejándolas chupadas y desangradas sobre la tierra. Un panorama desolador que hizo que el pastoreo desapareciera y ahora solo algunas familias las críen muy cerca de sus casas.


Diva es una promotora de la cultura nasa y la llena de orgullo servirle a su comunidad, “prestarles servicio a las autoridades”, como se le conoce a la vocación, un año de labores en el cabildo –de diciembre a diciembre– en donde se realizan trabajos comunitarios como el arreglo de los caminos, la siembra del maíz o la papa, y en donde le es entregado un bastón para que vayan de casa en casa, citando a la gente para que salgan a trabajar o vayan a las reuniones. Además, celebra que en el 2024 se haya implementado el Sistema Educativo Indígena Propio, el SEIP, apuntalando las misiones del Consejo Regional Indígena del Cauca, todas buscando que la apropiación de su cosmogonía, en su lengua y tradiciones, sea el pan de cada día y no un relato del pasado. Es por eso que la da tanto valor a su trabajo como artesana, porque sabe que el vestir hace parte de cómo se mantiene la identidad indígena. Un nasa se distinguirá a leguas por su capisayo, el sombrero de pindo y su infaltable cuetandera, la mochila de rombos, única, y que representa sus creencias.


Ella tuvo que pasar por todo el aprendizaje tejedor: primero la jigra en fique para soltar la mano de la niña y prepararla para emprender la cuetandera y su trabajo cargado de símbolos, desde el cabresto hasta el cuerpo mismo de la mochila. Al tiempo, el capisayo, la mulera y la ruana, los dos primeros variaciones de un poncho, el capisayo abierto en el medio. Y para completar el saber tejedor no puede faltar el chumbe que, usualmente lo aprende la muchacha cuando va a tener un hijo, pues es el cinturón con el cual cargará a su hijo de manera segura contra su cuerpo. Y es una pieza tan determinante en la vida de un nasa que incluso servirá para sepultar el cuerpo cuando ya regrese a la tierra luego de haber cumplido su ciclo de vida.


Por eso, si algo la tiene contenta en estos tiempos en donde siente que se están empezando a cosechar los frutos de tantos esfuerzos por fortalecer las tradiciones es que los jóvenes universitarios nasa están graduándose con sus elegantes capisayos de lana, su cuetandera terciada y con el sombrero de pindo como su gran corona. Es el signo de que la lucha por su identidad está en plena efervescencia y que todo su trabajo está valiendo la pena.

Artesanos de la ruta

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