Es el primero de su familia que se considera artesano. Los suyos fueron siempre talladores, ebanistas y carpinteros. Él mismo ejerció este oficio por años, dominando el torno y tallando el cedro con habilidad, hizo muebles finos para exportar en una empresa bogotana. Hijo de una madre que se separó joven y crió a sus ocho hijos por su cuenta, trabajando hasta pasados los ochenta años, siempre tendrá palabras de afecto y admiración por la memoria de doña Alba Virginia.
Al regresar a Pasto entró a trabajar en el taller de un cuñado que se dedicaba al repujado en cuero, otro de esos oficios de vieja data de Pasto. Su tarea era hacer los armazones de madera de los baúles y cofres. Luego de unos años en ese oficio, con su hermano Diego, se juntaron para vender los productos en cuero que lo volvieron famoso y comercializar otros de enchapado en tamo.
Diego continuó con el repujado y Miguel se fue por el tamo. Allí se percató que los diseños en esta fibra eran demasiado básicos y que, con ingenio, trabajo, ensayo y error, podrían mejorar. Les hacía dibujos a sus aprendices y, después de equivocarse muchas veces, finalmente dieron con un producto innovador y hermoso que refinó los paisajes pastusos y exploró los tejidos cargados de texturas. También introdujo los colores en la materia prima y amplió la paleta de diseño.
Eso marcó una pauta en Pasto que llevó a la ciudad a seguir sus ideas y experimentos. En todo este trasegar les enseñó a muchos artesanos sabiendo que ellos mismos harían sus carreras y tendrían sus talleres. Así han sido muchos años de su vida. Experimentando, probando, mejorando en la aplicación de la técnica. La vida, sin embargo, lo ha llevado a volver a lo básico.
Si bien fue quien innovó con los colores del tamo, hoy regresó a los colores planos y sobrios, al brillo natural de la fibra del tamo, a la esencia de la materia. Tampoco mezcla texturas ni diseños, al estarle apostando a la síntesis y a la línea limpia. Es su búsqueda de la elegancia. Siente orgullo por haberle transmitido su saber a sus hijos y sabe que en sus manos está seguir el legado. Confía en que así sea.
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