Menu

Ana Julia Guerrero

Taller: Taller artes_ana
Oficio: Tejeduría
Ruta: Ruta Pasto - Sandoná
Ubicación: Sandoná, Nariño


Muchos llegan al taller de Ana Julia pensando que los sombreros sandoneños son tejidos a máquina. Basta con ver a una sola de sus artesanas hacerlo para entender: son tejidos hechos a mano, punto por punto, con finas tiras de iraca procesada y los dedos como únicas herramientas. Una muestra de ello está en los cuerpos de las tejedoras, sus espaldas achacadas, su vista disminuida y sus pulmones, que a veces se ven afectados por el polvillo que suelta la iraca cuando está fresca. Es un trabajo duro al que, según Ana Julia, muchos hombres le huyen por las largas horas de concentración en una misma posición que requiere. Ellos prefieren salir a trabajar el campo.

La misma Ana Julia es consciente de que ya no teje tan rápido como cuando, recién casada, tejía y tejía para ayudar a mantener el hogar. Como era de esperarse, sus ojos no son los mismos después de haber tejido tantos sombreros en la noche, la única hora en la que podía sentarse tranquila a trabajar después de haber acostado a los niños. Como tantas madres incansables, debía sortear el trabajo y el cuidado de sus hijos.

Hablar de la vida y el oficio de una artesana de Sandoná es hablar de una tradición arraigada en sus costumbres y su día a día, es hablar de todas sus vidas. Ana Julia, como tantas otras mujeres en la región, aprendió el oficio de la mano de su madre y ha iniciado a sus propios hijos y nietos en el oficio. Desde que cumplen 8 años les transmite los detalles de su herencia artesanal. Sabe que los atados de iraca se cuentan en cogollos y replica los pasos para procesarla todas las semanas en su casa: la desparca y tintura antes de sentarse a tejer, bien sea en su casa o en el local donde desde hace más de diez años recibe y vende los tejidos propios y de otras artesanas.

Después de años de hacer y vender los sombreros típicos, su hija, Ana Yanira, introdujo al local sus productos favoritos, los collares, aretes, brazaletes y pulseras que decidió aprender a hacer en iraca. Ella misma empezó a tejer de niña, cuando su madre necesitó de su ayuda para completar un pedido de sombreros torcidos, cuya peculiaridad son sus pajas torcidas contra la pierna. Desde entonces, Ana Yanira trabaja muy de cerca con su madre y maestra, al tiempo que, como todas, prepara a su propia descendencia para recibir su sabiduría tejedora.

Artesanos de la ruta

Artesanos de la ruta

No puede copiar contenido de esta página