Workshop: Asociación pájaro carpintero Chunaki Baru
Craft: Woodwork
Trail: Amazon Route
Location: Leticia, Amazonas
Pronunciar Chunaki Baru nos permite adentrarnos en la suma de dos mundos indígenas, el cocama y el tikuna, ambos, pueblos del inmenso Amazonas. Chunaki es el pájaro carpintero y baru es el que teje y, en este caso, simbolizan a la comunidad talladora y tejedora de los Kilómetros 6 y 11, al pie de Leticia. Así decidieron nombrar a la asociación de artesanos de estos puntos de la geografía amazónica, río adentro, maestros en sus oficios y herederos de quienes tuvieron que padecer y resistir la colonización cauchera de inicios del siglo XX.
Los abuelos que fundaron estas comunidades hicieron todo porque nunca se olvidara el arte de la talla en palo sangre. Se trata de Ángel Arimuye, Fidel Manoyama y Artemio Arirama, éste último, el único que sobrevive y sigue impartiendo sabiduría entre los suyos. Las tres autoridades decidieron que la manera de recuperar las tradiciones que se resquebrajaron con la violencia, era el dominio de los oficios artesanales que los conectaran con su historia. Ya habían hecho demasiado daño los evangelizadores al hacerles sentir vergüenza por sus lenguas, así como volverlos sujetos de discriminación, lo que los hizo olvidar sus palabras a la fuerza para resistir las humillaciones. Sus descendientes recuerdan con tristeza que “muchos de ellos callaron para no hablar con nosotros de lo que vivieron”. Por eso, las nuevas generaciones, los que quedan, los que están, buscan a toda costa recuperar el sentido de las tradiciones que los constituyen.
Los talladores de la Asociación, entre los cuales Adner Acosta, Harrison Arias, Eris Vásquez, Luis Manuyama, Marco Manuyama y Odelia, entre otros, se han dedicado a conservar ese ejercicio de observación profunda de la selva, para encontrar el mejor palo sangre que luego esculpirán. Los saben encontrar en medio de esa naturaleza frondosa, tumbados por un gran viento o vencidos por la edad. Saben muy bien que, si se tallan antes de estar listos, si les gana el afán y cortan el árbol, cosa que nunca harían, la pieza se chiteará, porque exclamará que aún no era su tiempo. En cambio, los que saben, como ellos saben, se fijan en que el gorgojo haya hecho su trabajo delicado sobre el tronco y les haya dejado el corazón del árbol listo para exhibir su brillo deslumbrante. También, saben distinguir la corteza y su rugosidad, para saber qué tono de madera les saldrá; a más tosca, más encendido ese color de sangre del palo sangre. Son, como vemos, protectores de la selva, esa que miran con asombro, despoblarse, cada vez más cerca, por la tala ilegal.
Las tejedoras, por su parte, han mantenido los saberes de las abuelas haciendo canastos y cestas, un oficio nacido de la necesidad de dotar a sus hogares de los elementos esenciales para preparar los alimentos, así como tejiendo mochilas en fibras de yanchama y chambira. Así mismo, hacen vestuario tradicional en chambira. Además, se han dedicado a mantener los conocimientos de las cocinas tradicionales de sus comunidades.
Sin embargo, aunque estos dos oficios nacieron muy de la mano de hombres y mujeres, cada uno con su rol, se han ido asentando también en mano de ambos. Hombres y mujeres comparten los saberes artesanales y, ambos, tallan y tejen. Y aunque la talla es la que más se efectúa en este momento dentro de la comunidad, la tejeduría y cestería están ahí para seguir siendo armónicamente desarrollados con el paso de los tiempos. Esta comunidad está latiendo con el impulso de volver a resaltar en el territorio pues la pandemia los afectó enormemente. No obstante, saben lo que tienen, no solo un gran producto artesanal que, de hecho, muchos de los otros artesanos les compran a ellos para revender, sino que conviven con otras comunidades indígenas como los ocaina, yukuna matapí, yagua, bora y huitoto o murui, varias de las cuales habitantes de Brasil o Perú, mostrándonos que las fronteras no existen.
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