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Gustavo Pabón

Taller: Assemble.woodcrafts
Oficio: Trabajos en madera
Ruta: Ruta Pasto - Sandoná
Ubicación: Pasto, Nariño


Muchas veces, al ver una pieza terminada en barniz de Pasto, repujada en cuero o enchapada en tamo, tres oficios tradicionalmente nariñenses, ignoramos que sus corazones están todos hechos del mismo material: la madera. Esas piezas en blanco que están en el centro de las tres técnicas de terminado han sido hechas históricamente por los talladores, un eslabón fundamental en la cadena del trabajo artesanal.

Y es de ese grupo que hace parte Gustavo Pabón, a quien el oficio de la talla en madera le llegó desde muy temprano, gracias a su padre. Después de haber tenido que salir de Bolívar, Cauca, y recién llegados a Pasto, Hernán Pabón encontró en la talla una solución para sostener a la familia. Empezó empíricamente, influenciado por el estilo del Maestro Hernando Zambrano, heredero de la línea de la escuela de Quito. Después de afinar su técnica se asoció a la Casa del Barniz de Pasto e instruyó a sus hijos para que le ayudaran lijando los numerosos pedidos que recibía de los barnizadores. Entonces Franio, el mayor, y Gustavo, el menor, entraron a hacer parte del taller de sus padres. Ahora, años después de haber empezado, siguen trabajando como al inicio: juntos.

Las diferentes personalidades y habilidades de los integrantes de la familia Pabón han nutrido por años el taller familiar. Hernán, el padre, se encarga del devastado, la primera fase de la talla. Feliza Daza, la madre, tiene la delicadeza y destreza necesarias para tallar rostros y manos. A Gustavo, lo que más le llama la atención es la talla de animales, que le recuerdan sus orígenes campesinos y las vacaciones que pasaban en el Cauca, rodeados de colibríes, tucanes de montaña, águilas y gavilanes. Y Franio, por su parte, aporta con su especial inteligencia y capacidad para investigar, resolver los retos del taller, e innovar. Así es como se mantienen al día con la producción de jaguares, ñapangas, vírgenes y prácticamente cualquier encargo que les hagan, pues su trabajo siempre ha estado ligado a los pedidos.

Si bien los talladores tienen un rol fundamental en el desarrollo de los otros oficios de la región, Gustavo habla de la dificultad que existe para el relevo generacional de su conocimiento. Este artesano ve que mientras las técnicas del barniz y el tamo tienen aprendices interesados en heredar sus secretos, la talla carece de la misma convocatoria de los jóvenes, lo que resulta irónico, dado que sin una base de madera las otras técnicas no tienen dónde posarse. Por ahora, Gustavo y su familia siguen trabajando con esmero en sus numerosos pedidos y confían en que su oficio encontrará nuevas manos pues, simplemente, no puede morir.

Artesanos de la ruta

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