Workshop: Kasia turismo de bienestar y artesanías
Craft: Weaving
Trail: Amazon Route
Location: Leticia, Amazonas
Kasia y su hija Katy, su mano derecha, viven en un lugar con un nombre de sueño: la Comunidad Indígena Patio de Ciencias Dulces, en el Kilómetro 11, desde Leticia. Se trata de un resguardo en su mayoría murui, pero que también comparte territorio con indígenas tikuna, bora, yakuna y kokama. Kasia nació como bora y se casó con un murui, Walter, con el que formó un hogar y gracias a quien aprendió también la lengua de éste pueblo. De su madre y abuelos heredó la conciencia de que la conservación de sus raíces pasaba por la artesanía, la gastronomía y la medicina. Con su esposo encontró una forma única de contarlo: a través del género documental. Y de su propia cosecha fue la iniciativa de formarse en turismo y hacer de este instrumento la manera de hacer sostenible las ricas culturas que la rodean.
Esta mujer de risa fácil a quien le cuelga del oído un arete de plumas de garza de río, nos abre la puerta de su casa y comunidad sin ningún tipo de reserva. “Bienvenidos en el momento en el que ustedes quieran, digan nomás, ¡cuándo y a qué horas!” Es abierta, dulce y generosa y cuenta que todo comenzó con su abuelo, que era médico y pintor, quien pintaba la fibra de yanchama, el barro y el totumo. Fue él quien le detonó la vena de querer saberlo todo sobre los tintes naturales. Aprendió del huitillo de pepas moradas y fucsias, del huito, cuyo fruto los indígenas se frotan en la piel y ésta se torna negra, del chocanari, que es color chocolate, del cudi, con su amplia gama de colores ocres y rojizos, al igual que el azafrán y el achiote, de la hoja del llorón, de color amarillo, verde y marrón y de la corteza de Palo Brasil, que ofrece todos los tonos de malva que nos queramos imaginar. Ya con eso habría sido mucho, pero venían con esos conocimientos el que le transmitió luego su madre, el de la tejeduría en chambira.
Hablar con ella es percatarse que todo en su mundo le ha aportado conocimiento. Por ejemplo, ¿cómo se iba a imaginar que los saberes de su esposo –Walter estudió Antropología en la Universidad Nacional y Dirección y Producción de campo– la iban a llevar a trabajar de la mano de la KBS, la empresa de radiodifusión pública de Corea del Sur por 12 años y que iba a pisar ese país en 2010? Resulta que un grupo de productores de televisión surcoreanos que iban recorriendo el Amazonas peruano llegaron a Leticia y buscaron con quién trabajar en el campo audiovisual allí; por supuesto, referenciaron a Walter. Katia y su familia se volvieron entonces actores naturales y, por cuenta de esto, han participado en la miniserie policial Frontera Verde, en dos producciones en República Dominicana y están colaborando con la productora internacional Jaguar Bite para Caracol y Netflix.
Es apenas natural que Katia haya terminado haciendo un diplomado de Turismo en Panaca, el famoso parque del Eje Cafetero. Fue su manera de asentar un proyecto ecoturístico que le diera sostenibilidad económica a su resguardo. Al saber artesanal, en donde hacen hamacas, mochilas, individuales, fruteros y bisutería, le sumó la cocina amazónica: una dieta basada en yuca brava y yuca dulce, tucupí, hormigas, casabe, chichas no alcohólicas que llaman caguana, de almidón de yuca con piña, açaí o cualquier fruta de temporada, y, por supuesto, de pescados envueltos en hoja, como la patarasca de pirarucú, de bocachico o de mojojoy, Ir al Amazonas significa probar estos sabores.
Y, entender la dimensión espiritual de la selva. Por eso, dice orgullosa que se facultó en la práctica del yagé, para poder entregar una terapia medicinal con todas las de la ley, sin cuentos chinos con los cuales engañar a incautos. Sabe que es tan serio como delicado su uso, así que solo lo realiza a quien verdaderamente lo necesite. Kasia sabe que el conocimiento es su verdadero poder. Por eso, lo despliega entre los suyos y entre quienes quieran aprender. Por ahora va bien. El amor hizo que sus hermanos se enamoraran de mujeres de la comunidad de Nazareth, a tres horas en pequepeque por el río; de allí ha salido un vínculo familiar muy fructífero: ahora las mujeres de este pueblo están aprendiendo de tejeduría para ganarse su autonomía económica. Así, así va Kasia y su estirpe, con la representación plena de su hija Katy, otra poderosa voz con la que sí que darán eco en el Amazonas.
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