Taller: Quimbayas Productos Artesanales
Oficio: Cestería
Ruta: Ruta Risaralda-Quindío
Ubicación: Quimbaya, Eje Cafetero
Esta familia llegó a Quimbaya en 1974. De papá valluno y mamá pereirana, las hermanas Collazos tienen clara su llegada al pueblo, porque quedaron deslumbradas con ese paisaje decorado de artesanos. Aunque Primitivo, su padre, era agricultor y llegó a Quimbaya a negociar con plátano y sembrar tabaco, muy rápidamente vio en la artesanía una posibilidad más para alimentar a sus ocho hijos.
El tejido de canastos en guadua se le dio muy fácilmente y fue así como fue involucrando a toda la familia en su elaboración. Hoy, Zoraida, Edelmira y John Fredy, son los tres hermanos que conservan la tradición de los Collazos y se la han transmitido a sus propios hijos y sobrinos. Estas hermanas recuerdan sus infancias como si fuera ayer, a pesar de que llevan más de 40 años de oficio encima.
Rememoran acompañar a su papá a los guaduales a sacar esas varas largas de 15 metros, para luego ponerlas a secar al sol, cuidando que las vacas no las fueran a pisar en los potreros, y ponerse a tejer, sin parar, desde las 7 de la mañana hasta el final de la tarde. También saborean el café y las aromáticas que les llevaba su mamá, Rosa Aleida, porque eran los minutos de descanso de la jornada.
Zoraida cuenta cómo aprendió a tejer mirando y cogiendo pedacitos de guadua que sobraban y cómo en 1985 ayudó a levantar el censo de artesanos de Quimbaya que alcanzó a contar 75 familias que trabajaban en la cestería. Edelmira, por su parte, sonríe al saber que su habilidad tejedora nació porque desbarataba cuanto juguete se le pasaba enfrente y cuenta cómo a los 12 se le paró a su papá en frente y le exigió que les pagara el trabajo que hacían, y él terminó haciéndolo.
Mientras eso pasaba, tejían y tejían, para cumplir en la casa la producción de la semana, aunque también practicaban nuevas técnicas que aprendían fuera del horario laboral, en los laboratorios de innovación, esos que Primitivo consideraba inútiles, pero que a ellas les hizo descubrir temas de diseño así como los tejidos cruzados, mezclar la fibra con cerámica y ampliar la gama de productos del canasto a cunas o baúles y cofres de todo tipo.
Reconocen las cualidades de cada uno de los hermanos, y dicen que John Fredy trabaja más rústico, Edelmira es la más veloz y tiñe desde siempre y Zoraida hace toda la tejeduría más fina. Todos se complementan. Y agradecen que María José, la hija de John Fredy, haya heredado el oficio y esté continuando la tradición de la familia.
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