Pisar Santander es caminar su historia y sentir el ardor de su clima. Es entender el recio tacto del fique en sus relatos. La dureza de un material que alimentó por décadas a toda una región tejedora de costales para el café, y que padeció la transición al material sintético a finales de los años 60. Pero es, sobre todo, descubrir el carácter terco y firme de sus habitantes, resistentes a todos los obstáculos y listos para crear nuevas narrativas de sí mismos. Sus artesanos son eso: contadores de cuentos con las manos. Al recorrer su paisaje artesanal recordamos a los pobladores ancestrales de la provincia de Guanentá, los indígenas Guanes, de quien son herederos del saber de la tejeduría y la alfarería. En este paseo por tres municipios, Curití, San Gil y Barichara, tendrás un baño intensivo en fique, bejuco, barro y piedra.
Temperatura: 21°
Ver el fique secándose al sol es una imagen que difícilmente se borrará de nuestro recuerdo de este pueblo de nombre bonito. Largas pelambres colgantes, blanquísimas o explosiones de color, que luego decorarán nuestras casas a la manera de un tapete de nudo, hábilmente tejido a mano. En cada taller que te invitamos a conocer hay artesanos que dominan una técnica distinta y es emocionante verlos trabajar. El municipio está a 20 minutos de San Gil y es muy sencillo llegar en taxi o incluso hacer el paseo en bus. La temperatura es más fresca que en el resto del departamento y es un encanto perderse en sus atardeceres colmados de corredores de neblina. Para moverse a las afueras del pueblo usa un tuk tuk o mototaxi y no te pierdas el paseo a Pescaderito, una quebrada preciosa con varios pozos en donde puedes refrescarte y caminar entre sus rocas.
Es el paraíso del descanso de Santander, enclavado en medio de un valle frondoso bordeado por el imponente río Suárez. A 40 minutos de San Gil, entrar a este pueblo es descubrir el tiempo detenido y entender por qué a sus habitantes les dicen “patiamarillos”, por el color intenso de su tierra naranja. Caminar por su empedrado a la sombra de los árboles es parte del plan, así como contemplar sus muros de tapia pisada, techos de ladrillos y casonas blancas que alimentan un paisaje armonioso que se ha ido sembrando con enamorados de otras procedencias que han vuelto cosmopolita a este pueblo, como lo vemos en su gran oferta gastronómica y al son de los muchos idiomas. Esencial probar la carne oreada típica de la región y cómo no dejarse alcanzar por el olor del tabaco en alguna de sus esquinas. Imperdible la visita a la Fundación San Lorenzo de Barichara, para maravillarse con la fabricación de papel.
A dos horas y media de Bucaramanga y atravesando el imponente Cañón del Chicamocha, esta es la ciudad epicentro de esta ruta e incluso puede ser su dormitorio. Desde San Gil se pueden planear todas las visitas a los pueblos vecinos, así como disfrutar allí mismo de los muchos planes de ecoturismo y turismo de aventura por la cual se ha vuelto famosa esta cabecera municipal. Hacer rafting por los ríos Fonce y Suárez es algo que hay que vivir alguna vez en la vida, así como pasear entre las ceibas y los más de 1.800 árboles gallineros del Parque El Gallineral. También puedes nadar en sus piscinas naturales. Es una ciudad verde. No dejes de ir a la plaza de mercado para probar su sopa de mute, las famosas arepas santandereanas y la tradicional pepitoria.
La Red Turística de Pueblos Patrimonio de Colombia es un programa especial del Ministerio de Comercio, Industria y Turismo, ejecutado por FONTUR, que trabaja con 17 municipios de Colombia que poseen declaratoria de Bien de Interés Cultural (BIC) a nivel nacional para su valoración y proyección mediante el turismo, generando así más oportunidades de desarrollo y sostenibilidad en las comunidades.
La Medalla a la Maestría Artesanal es un galardón que Artesanías de Colombia entrega anualmente, con el cual se hace un reconocimiento a aquellos artesanos, empresas y comunidades artesanales que, contando con una trayectoria destacada, sobresalen a nivel nacional por su excelencia en el oficio así como por preservar el quehacer artesanal.