Taller: Confecciones y bordados Teresa Navarro
Oficio: Trabajo en tela
Ruta: Ruta Bolívar
Ubicación: Mompox, Bolívar
Teresa Navarro fue educada a la vieja usanza, cuando las madres enseñaban a coser, poner botones, coger ruedos, y alguna que otra puntada de adorno, y en los colegios existía la clase de trabajos manuales, donde se aprendía el arte de bordar. Luego, afinó los conocimientos como es común en las labores textiles, intercambiando saberes con sus compañeras y apoyándose en la experiencia de otras para perfeccionar lo que sabía y lo que no. Con el tiempo y la experiencia, ha ido transformando puntadas, buscando el camino propio para la creación.
Habiendo conocido este oficio desde muy temprano, y con 25 años metida de lleno en él, Teresa sabe que lo que hace es, también, una terapia importantísima para su bienestar. Le trae descanso, le despierta la mente y las ilusiones, y le aporta a su salud, pues la acerca a otras personas. Por eso dice que cada vez que se coloca la aguja y se teje, lo que se va tejiendo es la vida misma, y que a sus setenta sigue llena de ganas de seguir.
No parece una casualidad que practique un oficio que le trae tanta calma en un lugar como Mompox, llamado por su gente tierra de Dios, donde se vive en paz. Con calor, pero en paz, y con el sonido del Río Magdalena y los cantos de las aves de fondo. Y es que entre sus calles y construcciones coloniales se encuentran las pistas para entender las creaciones de Teresa y la Asociación de Mujeres Artesanas de Mompox, de la que hacen parte madres mayores cabeza de familia. Basta con dar un paseo por este pueblo patrimonio y fijarse en los motivos de las forjas de sus casas, o entrar a la Iglesia de Santa Bárbara y detenerse en sus símbolos; son justamente esos patrones, tan integrados al día a día de los momposinos, los que decidieron exaltar en sus prendas. Deshilando el lino de sus guayaberas encontraron su identidad, diferenciándose de los motivos florales tan comunes y célebres en otros lugares, como por ejemplo, Cartago, Valle del Cauca. Lo que necesitaban estaba a la vuelta de la esquina.
Cuando visites a este grupo de mujeres que además de hacer calados y bordados, teje con pedrería, confecciona prendas, y hace aretes y prendedores, podrás intentar por ti mismo el deshilado. Te llenará de entusiasmo, pues no hay nada como bordar con los mismos hilos que con delicadeza se sacan de una tela. Y al tiempo que te sumerges en el oficio, podrás empaparte de todas las historias que lo rodean. Ellas te las contarán, porque no hay mejor forma de salvar a las historias de la desaparición que compartiéndolas.
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