Un día su abuelo le dijo que le iba a enseñar un trabajo más duro que la talla en madera y coco, para el que le había visto ya la fuerza en las manos. Edio aceptó y aprendió a hacer sus primeras garzas y cangrejos usando cacho de vaca. Desde entonces, cada vez que se sienta a la máquina se acuerda de su primer maestro, su abuelo José Miguel Barrios, y de todos los truquitos que le confió para trabajar la artesanía; cómo hacerle el caparazón en forma de televisor viejo a los cangrejos de agua dulce, y en forma de ojo a las jaibas de agua salada, así como sus tenazas, dispares para los cangrejos y del mismo tamaño para las jaibas. Su abuelo, que había aprendido gracias a su amistad con un artesano, le heredó el oficio de la talla en madera y coco a sus hijos, y así sucesivamente, por lo que todos los nueve hermanos de Edio conocen de su mismo trabajo.

El truco estaba en entender el comportamiento del cacho y de esa hebra caprichosa que suele saltar a la vista en los últimos pasos del proceso artesanal. Esa era la causa de que no cualquiera se le midiera al cacho, según le explicó su abuelo a los quince años. Lo que había que hacer era aprender a sacarla con un pedacito de vidrio cuando se levantara y dañara la superficie pulida, como si de una espina se tratara. Aprendió también a prender una velita y poner el cacho al fuego para ir moldeandolo, pacientemente, convirtiéndolo en animales y cucharas de todos los tamaños.

Habiéndose dedicado al oficio desde su adolescencia, y sabiendo que gracias a este ha podido proveer para su familia y criar a sus dos hijos, no le ha faltado tiempo para diversificar su práctica. Con un amor natural por la carpintería, encontró la manera de acogerla en sus piezas y de darle la bienvenida a otros materiales como el coco, el hueso y las conchas. Hace tablas para cortar, pocillos, sillas, peinillas y hasta espejos enchapados en una combinación de efectos y colores: el café del coco, las vetas del cacho, el nácar de las conchas, el tono natural de las maderas y el blanco del hueso de res. Organiza las texturas y colores en patrones de ajedrez o suspendidos en resinas, por lo que la mejor forma de ver una de sus creaciones es de cerca. Cuando lo visites, te guiará para crear tu propia cucharita de helado usando el cacho, ese material que lo acompaña desde hace más de cuarenta años.