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Alirio Liberato Murayari

Taller: Arte Liberato
Oficio: Trabajo en madera
Ruta: Ruta Amazonas
Ubicación: Macedonia, Amazonas


Lleva más de la mitad de su vida dedicado a la talla de madera y es uno de sus más hábiles representantes en la comunidad de Macedonia, Amazonas. En casa de su abuelo Severino y su abuela Clara, con quienes fue criado, la artesanía era algo que se usaba en la cotidianidad del hogar, pero más como un producto funcional que como un objeto cargado del saber de las manos y las tradiciones de un pueblo. No obstante, y quizá sin saberlo, la dedicación con la que sus viejos hacían las bandejas, el batán o mortero para preparar la yuca y el masato, y hasta la belleza de los banquitos pensadores que tenían en casa, serían su impulso e inspiración para dedicarle la vida al arte de la talla. Alirio sabe que, si bien lo que él hace es de un nivel de sofisticación que ha elevado la calidad de la artesanía de este pedacito del Amazonas, la poesía vino con sus abuelos. Fueron ellos quienes le inculcaron de dónde venían las familias que se emparentaron y acabaron haciendo parte de Macedonia. El abuelo Tikuna y la abuela Cocama, unieron sus clanes y, él Jaguar y ella Paujil, juntaron animal de tierra con otro de aire, y fundaron una familia en la isla de Mocagua.

A 57 kilómetros de Leticia, río arriba del gigante Amazonas, Macedonia es un pueblo mayoritariamente indígena dedicado a la elaboración de artesanías y la cuna de los reconocidos objetos en madera de palo sangre, llamada así por el color intenso de su tronco. Para traerla a la memoria, con uno de sus ejemplos más emblemáticos, basta pensar en las esculturas de delfines rosados, de piel brillante y suave que, gracias a un lijado excepcional, parecería devolverle latidos a la materia. Alirio cuenta que además de la veta roja que seduce tanto, también hay un palo sangre blanco, con un tono amarillento que podría parecer barnizado pero no lo está, y que también resulta bellísimo para tallar. Y es que, justamente, la combinación de estas maderas, con la de insira, macana y macacauba, ha sido una de sus apuestas en materia de innovación de diseño en los últimos años. Sus dantas, chigüiros y otros animalitos, así como las bandejas y los utensilios de cocina que elabora lo han hecho muy reconocido en el medio.

Para entender la maestría de este oficio es necesario ir a su origen: los árboles. Para que un tronco de palo sangre esté apto para la talla, debe tener una maduración de entre un siglo y 150 años de vida. Solo así alcanza a tener la suficiente capa de carnaza, una piel de casi una mano de ancho, que protegerá la madera roja que es su corazón y con la cual se harán las piezas; en esa larga vida logrará el grosor de más de un metro de diámetro de su tronco y sus casi 20 metros de altura. Cuando está listo para caer, sus raíces cortas se sueltan y, ya en tierra, se convierte en el objeto más preciado de todo buen artesano. Los árboles son descubiertos por los cazadores que, más de hora y media adentro de la selva en busca de cerdillos o puercos, alertan del hallazgo de este bien y hacen que su recolección resulte toda una aventura. Implica que se abra una trocha para ir en su búsqueda, luego, que se corten bloques de 20 x 30 centímetros de ancho y un metro de largo que se llevarán al hombro de vuelta al río para llegar a la comunidad y allí, ser trabajados por manos expertas que sabrán honrar tan larga existencia. Alirio hace mucho énfasis en que la madera solo resulta buena para la escultura si lleva tiempo muerta y no recién cortada, donde se tiende a rajar. Y como sabe que el animal guía de su casa era el jaguar, éste le dictó el camino. Al ser animales solitarios y fuertes, adentrarse en la selva se ha convertido para él en toda una exploración. Tanto trabajo se verá luego reflejado en la delicada entrega con la que hace sus artesanías, una proeza digna de admirar.

Artesanos de la ruta

Artesanos de la ruta

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