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Géminis Sergia Audivet Camacho

Taller: Artesanías Géminis
Oficio: Tejidos no tejidos
Ruta: Ruta Chocó
Ubicación: Quibdó, Chocó


Géminis se crió entre su abuela y sus tías en Quibdó. Todas tejían y bordaban así que, viéndolas desde chiquitita, les aprendió mucho de lo que sabe. Luego, en la escuela, vinieron las manualidades, hacer peluches, modistería, croché y tejido con dos y cinco agujas. Allí reforzaría sus conocimientos y, con esos muchos saberes, se ayudaría haciendo encargos para levantar a su primer hijo. Géminis nació en el municipio chocoano de Novita y, a sus cuatro años, se trasladó sola con su papá a la capital del departamento. Recuerda con alegría esa infancia viéndolo alistarse para ir al ensayo de la banda de San Francisco de Asís, en donde tocaba el clarinete y el trombón. Las artes han sido parte de su cotidianidad.

Aunque siempre había trabajado con las manos, nunca consideró lo que hacía como artesanía. De hecho, la modistería y toda esa labor de confección, los manteles bordados que le encargaban o los tapetes en croché, se la enseñaron como “artes regionales”. Así que su ingreso a la artesanía se dio con el trabajo con fibras naturales. Lo hizo de la mano de doña Sureya Eljure, “que en paz descanse”, se apura a decir con el respeto por esa maestra que la inició en tan bello oficio en fibras de damagua y cabecinegro. Ella necesitaba una asistente y Géminis se volvió en su mano derecha y, rápidamente, en su socia. Ambas se hicieron a una clientela fiel y, cuando la maestra se fue de la ciudad, la discípula se hizo cargo de los pedidos y de hacerse a un nombre ya como independiente.

Géminis habla con generosidad sobre estas fibras tan propias de su región. Empieza por la damagua; se trata de la corteza de un árbol que crece en el Pacífico, en el Alto Baudó, cuyas ramas se meten al agua y con un mazo de madera se les van dando golpecitos hasta que afloja una capa a la que llaman la “cáscara”. Algunas ramas arrojan una superficie de fibra enorme, de 1,50 x 80 centímetros. Esa será la “tela” que se lavará y se dejará luego secar, para utilizar como un lienzo o superficie para hacer bolsos e individuales o, si es más dura, flores, algo muy propio de su artesanía. Aunque la damagua es la misma fibra de la yanchama que utilizan los indígenas tikuna del Amazonas, en el Chocó se utiliza en artesanías muy distintas; en el Amazonas se usa mucho en la elaboración de animalitos y muñecos espirituales. Este universo vegetal con el que se han constituido las costumbres de los pueblos resulta fascinante y nos permite viajar por el país descubriendo cómo es que se usan las fibras naturales.

Ahora Géminis nos introduce en la fibra de cabecinegro, la flor de una palma que se da en los territorios pantanosos también del Alto Baudó y cuya cosecha solo se hace en tiempos de la Semana Santa, en los meses de abril y mayo. Nos pide que nos detengamos en sus cuatro o cinco racimos plagados de semillas para contemplar su belleza. Por mucho tiempo, y aún entre algunos, los campesinos usaban este magnífico contenedor anaranjado como bolsa para cargar sus cosas, y las semillas se les llevaban a los curanderos para lidiar con los problemas de los riñones. Seguramente también han visto a hombres con sombreros puntudos, como los de los magos: son en cabecinegro.

Con ambas fibras Géminis ha explorado sus posibilidades en el campo del diseño. Le gusta saber que puede aplicar en ellas todo lo que aprendió de costura e incluso cuenta que alguna vez le hizo vestidos en damagua a algunas reinas de belleza. Asimismo, sombreros, mochilas o lámparas. Le gusta que le pongan retos y cuando le piden que le trabaje algo en alguna de estas dos fibras no duda en probar hacerlo y, generalmente, lo logra felizmente. Son 52 años trabajando con las manos… y aún así, siempre le cabe la sorpresa de aprender algo nuevo.

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