Luis puede decir, sin sombra de dudas, que las tres mujeres de su vida lo gobiernan. Nelda, porque detonó la historia de amor que lo embrujaría y lo mantendría allí, devoto de ella; Luisa, porque nació y lo hizo ajuiciarse en ese estudio al que le huía porque cómo no iba a ser un ejemplo para su hija, y sí que lo ha sido; y Lianeth, porque aunque apenas empieza la vida ya está mostrando signos de que será otro volador sin palo y no precisamente en tiempos de carnaval, sino permanentemente.

Él aprendió el oficio, lo ejerce con brillantez y ellas le ayudaron a construir la notoriedad con la que cuenta hoy, ganándose innumerables premios de innovación artesanal y haciéndole honor al sello de calidad Hecho a mano que se le dio a Galapa, por la maestría del oficio artesanal de la talla de máscaras carnavaleras.

Pese al éxito y a la moderna tienda que le montó Luisa del físico impulso, talante negociante y creatividad que le borbotea como la sangre, Luis no olvida sus inicios, cuando a los 9 años arrasó con la madera de la finca de su papá para aprender a escondidas a tallar, hasta que dominó la técnica y aprovechó sus dotes de dibujante para seguir creciendo.

También cuenta cómo, apenas arrancaba, la Fundación Mario Santo Domingo le dio un contrato de cinco años que le permitió sacar adelante a su familia, haciendo productos artesanales como las máscaras, pero también le pidió objetos que fueran utilitarios como abrecartas, portalápices o bolígrafos, todos regalos empresariales que tenía que producir a mano en enormes cantidades. Aprendió tanto que hoy solo sonríe al decir que tiene un portafolio de 380 líneas de productos, también cuenta que trabaja con 23 artesanos junto a él y que lo llena de orgullo haber formado a tantas personas a través de los años.

Fundó Artesanías El Congo Real como una forma de enfrentar el miedo que, de niño, le producían los Congos en el Carnaval. Así que decidió rendirle homenaje al personaje que lo desvelaba y ese turbante que lo atemorizaba en la infancia, derivó en un signo de realeza, respeto y grandeza. Disfruta inventando y esa versatilidad en la variedad de los productos que realiza es lo que lo ha hecho famoso.

Porque todos quieren tener en su oficina alguno de los objetos que llevan su sello, como el “amplificaimán”, la combinación perfecta del producto artesanal con la utilidad de la tecnología. Al oficio, permanente y disciplinado de Luis, se le suma el emprendimiento de Luisa, quien a sus 18 años ya estaba creando una f undación que busca incentivar el turismo comunitario artesanal, en el que la labor de su padre se hiciera visible, pero también el de toda la comunidad de Galapa, bañada en delicias gastronómicas. Todo un viaje por los oficios, la tradición y la identidad de un municipio.