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Rosa Amelia Meicuaco

Taller: Artesanías Bora
Oficio: Tejeduría y Cestería
Ruta: Ruta Amazonas
Ubicación: Leticia, Amazonas


Imagen de Medalla Maestría Artesanal

Cuenta que los bejucos tienen, prácticamente, vida propia. El guambé o burro, cuelga alto de los árboles y hay que descolgar sus 50 o 60 bejucos con mucha delicadeza, mientras que el yaré es rastrero y es más basto y el alcalde negro está a las orillas de las quebradas y es tan pero tan largo que lo conocen como una boa de 50 metros. También, que es terriblemente espinoso pero tan bello que con él se diseñan las figuras de los canastos.

Además, como miembro de la comunidad Bora, Rosa Amelia explica que para ir a esta recolección de la materia prima, en ceremonia de los mandaderos mayores con sus nietos, se encomienda el buen trabajo a Niimúhe, de lo contrario puede herir mucho las manos de quien lo encuentra y corta en la selva.

Este pueblo indígena es originario del corregimiento de La Chorrera, en el centro del Amazonas, departamento del Amazonas. Quien reconozca este lugar recordará que fue epicentro cauchero a inicios del siglo XX y, como se vino a saber años después, un infierno de esclavitud indígena. Muchos Bora murieron allí y otros tantos se desplazaron, principalmente a Perú. Por si fuera poco, los herederos de quienes lograron sobrevivir tuvieron que padecer, décadas después, del hostigamiento y confinamiento guerrillero, en plena expansión territorial en medio de la selva.

Rosa Amelia y sus siete hijos tuvieron que desplazarse a Leticia en 2002. Aunque, al inicio tuvo que rebuscarse el pan diario, rápidamente usaría su saber artesanal de tejedora como fuente de su sustento. Allí, en la capital amazónica, se encontró con otras personas como ella, desarraigados pero con la vocación en las manos, así que se dedicó a tejer los canastos, carteras, sombreros, cernidores, fruteros, cestos, tapetes “y todo lo que yo pueda ingeniarme”, cuenta orgullosa de sí misma.

Sabe que es de las pocas que trabajan con guambé porque es difícil de trabajar y bota una resina que produce mucha piquiña, así que hay que cocinarlo en ollas enormes para quitársela. Y como le gusta lo retador, también disfruta trabajando con el espinoso alcalde. Las fibras que extrae las pasa por una lata plagada de huequitos –como también se hacen los hilos de la filigrana de oro–, para que se vayan refinando y adquiriendo el mismo grosor.

La pandemia le hizo tomar una decisión importante: trasladarse al Kilómetro 22 de Leticia, vía Calderón, para asentarse en Cihtacoyd, la Comunidad Del Cabildo Indígena Herederos Del Tabaco, Coca Y Yuca Dulce, un resguardo de siete comunidades indígenas que conviven y comparten sus costumbres, entre ellas los Bora, Yukuna, Huitoto, Miraña, Tanimuka, Murú y Muinane.

Cada cual vive sus tradiciones e intercambia saberes y rituales con estas y otras comunidades vecinas en donde ambil, coca, el gusanito mojojoy y todas las frutas amazónicas, como el açaí, el milpeso, así como el chontaduro, la piña y las uvas, acompañan los bailes, de la tortuga charapa, de la garza o del tablón y, allí, se realizan intercambios y pagos con casabe, almidón de yuca y maní. Todo un renacer para esta comunidad que tiene a su selva, justo al lado, para seguir tejiendo y cuidando la vida.

Artesanos de la ruta

Artesanos de la ruta

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