Taller: Sandra Muñoz Artesanias
Oficio: Tejeduría
Ruta: Ruta Atlántico
Ubicación: Usiacurí, Atlántico
Lo tenía claro desde niña. Ser alguien. Admiraba a su abuelita y a su mamá, así como a todas sus tías tejedoras. Siempre lo hizo y con ellas empezó a aprender este arte, pero quería algo más. Quería inyectarle esa energía juvenil que le brotaba por las venas a todo lo que ellas hacían. Recuerda que desde chiquita salía a vender lo que se hacía en su casa por toda Usiacurí y, con todo el encanto que se carga, conquistaba a todo el mundo. Por eso, cuando pudo exigir a todo pulmón y en plena plaza usiacureña, que los más jóvenes también tenían derecho a pertenecer a la asociación de artesanas para empezar el relevo generacional, todos la oyeron. La tradición dictaba que las artesanas más experimentadas eran las abanderadas de todos los temas de la tejeduría en el municipio, pero ella quería aprender y aportar. Hasta que se ganó una voz y la posibilidad de recibir capacitaciones por los diseñadores que iban a Usiacurí, como Silvia Tcherassi o Mercedes Salazar, para innovar con la palma de iraca.
Logró colarse entre todo ese montón de conocimientos, entre la moda y la identidad regional transmitida por sus más grandes hacedoras, y empezar a vislumbrar nuevos caminos para la materia prima que los caracteriza. Se dijo que qué tal si, en lugar de las tradicionales canasticas de iraca, se le medían a hacer muebles, puffs y otras cosas para el hogar, así como ampliar los accesorios a bolsos y aretes más modernos. Así fue colando el espíritu innovador que la ha conducido desde siempre y fue contagiando a todo un semillero de jóvenes que vieron en su ejemplo las posibilidades de dedicar su vida a ese oficio que es la economía del pueblo.
Fue testigo de cómo a los cursos y capacitaciones de Artesanías de Colombia empezaron a inscribirse más y más personas, muchas de las cuales emprendedores que se empezaron a inventar marcas y estrategias de comercialización de los productos. Por todo esto, la transmisión de saberes de la tejeduría ha empezado a verse garantizada en toda esta sangre joven de la cual Sandra se ha convertido en vocera. Ha tenido una carrera meteórica que, desde 2014, ha ido adquiriendo valor y hoy emplea a todo su núcleo familiar y trabaja, de forma satélite, con más de 180 artesanas que le permiten producir más de mil individuales que hoy decoran las mesas de Colombia, de Estados Unidos y Alemania. Cuenta que un día soñó que esa lámpara de 400 caracoles a la que le metió todo el empeño se quedara en una casa que valorara su trabajo como esa joya que había salido de una manos expertas y sensibles. Sonríe al decir que ese sueño se le cumplió.
No puede copiar contenido de esta página