“O eres profesora o eres comerciante de artesanías”, le decía su profesor a lo que ella no dudó en responder que era ambas cosas: “Yo estoy aquí en la universidad gracias a la palma de iraca, me he formado gracias a la palma de iraca, he sacado adelante a mis hijos gracias a la palma de iraca, mi mamá nos educó gracias a la palma de iraca, así que yo no me puedo despegar de eso”, le contestó convencida y convincente Yaneris, hija de familia artesana y heredera de un saber que ha sabido repartir con generosidad en su comunidad.

Y hace hincapié en el comercio porque sabe que, a falta de ese conocimiento, sus padres se estancaron y nunca pudieron despegar como debían haberlo hecho con la calidad enorme de su trabajo tejido. Por eso su mamá, Julia Salas, reconocida en el pueblo como la “señora de los jarrones”, siempre le dijo que la mejor herencia que les podía dejar a sus seis hijos, cinco mujeres y un hombre, era la educación.

Y le siguieron el consejo al dedillo, pues no solo aprendieron el oficio que les había dado de comer, sino que se convirtieron en profesoras, una radióloga y otra licenciada en lenguas y literatura. Ella, siguiendo la sabiduría materna, hizo lo propio con sus hijos y hoy cuenta con un ingeniero y un administrador de empresas que, en tiempos de pandemia, creó una cuenta de Instagram de la marca de la familia que logró abrirles mercado durante toda la crisis económica derivada del confinamiento y hasta llevó prensa nacional que puso a Usiacurí en el centro de la noticia.

Sus artesanías se caracterizan por ser trabajos de gran tamaño, delicados y refinados, lo que la hizo ser elegida por la diseñadora de modas Silvia Tcherassi para desarrollar una colección de bolsos, así como para hacerle aplicaciones a los vestidos de las reinas de la Aguja de Oro, Amalín de Hazbún. Yaneris no oculta su interés por darles herramientas a los artesanos para que salgan adelante por su cuenta, y así eviten a esos intermediarios que se quedan con la ganancia que debería llegar a manos de quien elabora los productos.

Por eso, en 2009, se acercó a Artesanías de Colombia para ofrecerle sus artesanías, una relación que se mantiene y que hoy cuenta con sello de calidad Hecho a mano. También aboga por que el pueblo trabaje mancomunadamente y mantenga altos estándares de calidad en el tejido para que, en tiempos de alta demanda, entre todos los artesanos puedan responder al mercado nacional e internacional. Ríe, mientras cuenta que, cuando hay grandes pedidos, ella parece una “política en campaña”, porque va de barrio en barrio buscando a los mejores artesanos para que trabajen todos y enaltezcan la identidad usiacureña. Es su vocación.