Taller: Taller textil Sua-ty
Oficio: Tejeduría
Ruta: Ruta Santander
Ubicación: Barichara, Santander
Un día, hace 28 años, Marcela Carrasco decidió que se iría para Barichara. Cargaba el recuerdo de las agujas de sus abuelas, su experiencia como profesora, una en la que siempre le interesó involucrar el tejido en sus métodos de enseñanza, y decenas de bolsas llenas de materiales, fique, crin de caballo, lana, bejucos y telas de todos los colores, de todas las texturas, algodones, hilados, sin hilar, montones de todo, telares… ese era su patrimonio. Y sigue siéndolo.
Es una curiosa imparable, por eso, cuando en uno de esos primeros días en el paraíso de tierra amarilla oyó una especie de sinfonía acompasada y cadenciosa, y se dejó llevar por ella, descubrió que era el sonido de los telares en cada casa. En ese instante supo que ese era el lugar en donde quería vivir y conoció a la reina del lugar, como ella misma la llama: la planta del fique. Como en un ovillo, fue deshilvanando en cada uno de sus giros, historias de artesanos y artesanas que llevaban en la sangre el oficio y la tradición. Quiso aprenderles y les aprendió. También intercambiaron saberes y relatos y, aunque cuenta con algo de nostalgia cómo se han ido perdiendo esos legados, sabe que tiene el deber de mantener vivas las tradiciones de la tejeduría.
Por eso se ha empeñado no solo en dominar todas las técnicas tradicionales de la región, del tejido en telar horizontal y vertical, a dos agujas o el bordado en macramé o ganchillo, sino sumarle al conocimiento el telar egipcio, el telar de cintura o las agujas de los soles de Ñanduti o naranjito, propia de Puerto Rico, así como los trenzados en tres, cuatro, seis u ocho trenzas. Sabe que es una golosa y por eso su catálogo es enorme. Hasta está tejiendo una tela con bolsas plásticas recicladas para intentar hacerle un poco el quite a la contaminación ambiental.
Se regocija creando, explorando, equivocándose y empezando de nuevo hasta que ya no haya errores y entonces le pase lo que a los arhuacos, que entienden que el hilo está adentro de cada cual por lo que es el tejedor quien entra en él y le va sacando el alma. Su sueño temprano siempre fue abrir un taller y una tienda, y lo logró, llamándolo Sua-ty, que significa Canción del sol, en dialecto guane. Es su manera de darle gracias a la tierra que la adoptó.
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