El maestro Sergio Ducón dice que es un pintor frustrado, y que por eso pinta con fique. Sus diseños llenos de color, esos telares tejidos a mano que nos recuerdan los paisajes y los estratos de la tierra arcillosa santandereana, con los que construye sus muebles, son el medio de su expresión. Su favorito y consentido, desde hace años, es el catre, un butaco de madera y fique al que le ha dibujado con hilos el asiento una y otra vez, sin cansarse, y para el que incluso se ingenió un espaldar.
Sin embargo, su práctica no sería la misma si no estuviera estrechamente ligada a la enseñanza y a la labor social. Lo que empezó con el primer taller que abrió después de haber estudiado diseño textil, en el que ofrecía sus tapetes de nudo y telar vertical, se convirtió, después de reencontrarse con el fique de su tierra gracias a un trabajo con el Ministerio de Agricultura, en una labor maratónica de enseñanza con el Sena por 52 municipios de Santander. A eso se dedicó por 22 años, además de hacer parte del equipo de diseñadores de Artesanías de Colombia, y así llegó a capacitar a más de 3200 personas. Entre sus estudiantes, compartió con víctimas de la violencia y población vulnerable, y entonces, el tejido en fique tomó una nueva dimensión. Se convirtió en una herramienta para llegarle a la gente, ayudarles. Con eso en mente, empezó a trabajar con la población carcelaria y les montó un taller en el que aprenderían a tejer con las solas manos. Se acercó a ellos con la consciencia de que todos somos iguales, seres humanos que cometen errores y que solo pueden ser juzgados por Dios, y de que a través del tejido les podía ayudar a olvidarse de su encierro por un momento y compartirles uno que otro consejo sobre relaciones humanas en la espera por la libertad. Además de que las horas del taller les significaba una rebaja de la pena, y de que aún desde la cárcel podían generar recursos para sus familia a través de las artesanías, el maestro encontró una grandísima satisfacción en ver cómo, poco a poco, la actitud con la que sus estudiantes se enfrentaban a su situación iba cambiando. Lamentablemente, a finales del 2023 tuvo que cerrar su taller en la Cárcel de mediana seguridad de San Gil por una baja en las ventas que no le permitía ofrecer lo justo por el trabajo de los internos.
Por tremenda labor y trayectoria, Sergio Ducón recibió la Medalla a la Maestría Artesanal Contemporánea en el 2010, un reconocimiento a su dedicación en la pedagogía y su maestría en el hacer. Hoy sigue trabajando en San Gil, a donde fue a parar hace veinte años este bumangués amante de la herencia tejedora y artesana de los pueblos Guane, quien se levanta a las 3 de la mañana, la hora del mejor ambiente en el Cerro de la Cruz donde vive. Sigue enseñando, ahora con miras a cruzar fronteras y llevar el conocimiento del fique a un proyecto de escuela de oficios en Santa Cruz, Bolivia.
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