Taller: Carolina Vélez filigrana
Oficio: Joyería/Bisutería
Ruta: Ruta Antioquia
Ubicación: Santa Fe, Antioquia
No es de Santa Fe de Antioquia pero se considera más santafereña que cualquiera nacido en este municipio. Lo curioso es que su relación con este paraíso no nació por la filigrana sino por la Historia, disciplina con la que se formó en la Universidad Nacional. Al pueblo llegó investigando archivos del Ferrocarril de Antioquia y, en esos seis meses de estadía, no dejaba de mirar el delicado trabajo de los maestros joyeros que la fueron enamorando de un oficio al que le ha consagrado sus últimos diez años de vida.
Viéndolos, se le activó ese gusto y habilidad por las manualidades, la pintura y el arte que desde siempre la habían acompañado y que combinaba con su vocación de ratón de biblioteca. No hay nada que le produzca más placer que estos dos mundos juntos. También sabe que es como “cansoncita”, o paciente diríamos otros, y luego de preguntar y preguntar sin perder el impulso, los joyeros terminaron dejándola entrar a sus talleres, permitiéndole aprender ese oficio que ha estado en manos de los hombres por siglos.
Junto al saber que iba ganando en el hacer, también se dedicó a rastrear esa historia del oficio de un pueblo. Cómo fue que un arriero potentado, a inicios del siglo XIX, le encargó a un joyero hacerle una pieza única a su esposa que recogiera el amor y la tradición de la arriería. De allí nació el nudo santafereño, que imita en metal los nudos de los cabestros en cuero de los caballos, un secreto de destreza que se ha ido transmitiendo de generación en generación y que distingue esta joyería de filigrana de la de Mompox.
También le han resultado fascinantes los vínculos históricos de estos dos escenarios en donde se conserva la práctica de la filigrana. Ambos fueron asentamientos de señoríos que consolidaron una arquitectura colonial que hoy se conserva. Asimismo, como desde Mompox salía todo para España, nunca faltó el oro allí, como tampoco en las minas antioqueñas.
Y, claro, el papel de la Iglesia en las dos regiones fue esencial en su desarrollo al haber sido ésta, una de sus mayores clientes. Santa Fe y Mompox han creado una joyería que es el fiel reflejo de su identidad. Y así, entre historias y recuentos, esta paisa ha logrado entregarle su vida a esta pasión que la lleva a explorar la magia de los metales y el trabajo en cera perdida, también, a abrirle la puerta a tantas manos femeninas que se han ido integrando al panorama de la joyería de este municipio.
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