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Helena Aguilar

Taller: Helena Aguilar taller de joyería, a fuego lento
Oficio: Joyería/Bisutería
Ruta: Ruta Antioquia
Ubicación: Envigado, Antioquia


AGENDA TU VISITA

  Carrera 45a # 34sur - 57 Envigado, Antioquia
  3146814520
  helena_aguilar@hotmail.com
  @helenaguilar

Helena Aguilar desayuna, almuerza y cena joyería. Lleva una vida conectada con la forma, la belleza, los colores y las texturas, y dice que estará viva hasta el día en que pueda trabajar. Se aburre cantidades cuando no está en contacto con su oficio, y cómo no, si lleva más de treinta años no solo practicándolo sino compartiéndolo con todos lo que han aprendido de ella. Hija de una ama de casa hacedora que pintaba al óleo y tejía, Helena Aguilar empezó su camino estudiando diseño industrial, luego yéndose a Italia antes de terminar la carrera para aprender un oficio, quería algo específico. Había aprendido a trabajar con el cuero y hecho billeteras, así que se llevó su trabajo para ofrecerlo, y fue así que llegó a la escuela de joyería donde se quedaría estudiando en Florencia.

Cuando le llegó el momento de decidir si quedarse allá o regresar a Colombia, la jaló el país. Luego se daría cuenta de que no en vano había vuelto, pues su interés por la geografía y la historia de este lugar inmenso se convertirían en un tema central en sus piezas. Volvió para, primero, terminar la carrera, y muy pronto hizo equipo con sus compañeros que se habían graduado antes suyo y ya trabajaban en la universidad, para montar el módulo que les faltaba, el de joyería. Lo dirigió por veinte años porque la docencia siempre la ha acompañado. Sin ser una perita en dulce y sin quedarse callada, como dice ella, ha guiado a sus alumnos por años para que encuentren su lenguaje personal. Con su amable seriedad, los acompaña en el trabajo introspectivo necesario para encontrar ese lenguaje propio, y también los convoca para los proyectos que se le ocurren.

Pensar en joyería contemporánea es entender que cada pieza nace de una investigación vuelta concepto y gesto. Un buen ejemplo de ello son los dijes con la forma del mapa de Colombia en los que Helena Aguilar señala las ubicaciones y extensiones del Parque Nacional Natural Sierra de Chiribiquete, y del río Magdalena. Esas piezas en cobre, delicadas y de apariencia sencilla fueron el resultado de dos investigaciones atadas a dos de sus intereses más grandes, la geografía y la historia. Después de leer en pandemia, junto a su equipo de estudiantes, un libro que es más de estudio que de otra cosa, de Carlos Castaño Uribe, sobre el Chiribiquete, y de analizar sus contenidos, tuvo el impulso intuitivo de calcar el mapa de nuestro país en una lámina de cobre y calarlo, para luego calar también el rectángulo que comprende esa reserva natural. Sintió que en ese proceso estaba, literalmente, recorriendo el país. Y lo mismo con el Río Magdalena, que se fue a conocer en su estrecho, cuando es apenas un hilito en el Huila, y que vio en su grandeza en Honda, a donde se fue a estudiarlo con sus fieles alumnos y colegas. Repitió el mapa del país en cobre, ese material en el que la oxidación y el choque térmico crean resultados generosos, esta vez con el río calado, y también ensayo soldando su recorrido, lo que resultó en un río desbordado. Resulta entendible que ya no quiera dejar este país, si es tan rico.

Con el trabajo y los años de práctica, se dio cuenta de que lo que mejor le va, es hacer las cosas con tiempo: llevar su taller a su ritmo, sin pensar en colecciones sino en series, y acompañar el proceso de sus estudiantes dándole a cada uno el tiempo que requiere. Y así, despacio, Helena Aguilar se mueve entre lo industrial, la artesanía y el arte: por su carrera, por sus intereses en geografía e historia, y por que siempre se movió en un círculo de artistas, el de su familia y amigos, entre ellos un hermano a quien describe como una cámara fuji por sus habilidades para dibujar la figura humana. Siente que a veces su carácter racional pelea con su lado artístico y la mueve hacer series, programar sus proyectos y hacer que las cosas funcionen. Pero en sus piezas se ve esa sensibilidad, atenta al detalle, que se le cuela entre lo racional.

Artesanos de la ruta

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