Taller: Cabuy
Oficio: Tejeduría
Ruta: Ruta Bogotá
Ubicación: Bogotá, Bogotá
En 2017, Helberth y Joana, su esposa, se lanzaron a fundar una empresa y la llamaron Cabuy. Querían diferenciarse en el reñido campo de los textiles y, así, luego de que él hubiera trabajado desde que terminó el colegio en distintas empresas de este este tipo, quiso volcarse en su propio sueño. Él, como la mano artesana, y ella, la administradora. Y les ha funcionado a las mil maravillas. La pandemia los favoreció en ese deseo intenso de tantos por decorar sus casas. Muchos clientes han encontrado en sus piezas una manera ideal no solo de deslumbrar con tapetes asombrosos, sino también con recubrimientos tejidos en paredes y techos.
Al comienzo trabajó con sus hermanos Eduard y John Eduard y, hoy, lo hace con Enrique, otro de ellos, quien se dedica a hacer los tapetes, mientras que él hace las mantas, las telas y los cojines. En cada una de los productos que ofrecen se han especializado, aunque Helberth también domina el arte de los tapetes que hoy son un sello de identidad de la marca. Recuerda muy bien que desde pequeño le gustaba la metalmecánica y que era buenísimo con las manos, así que armar telares fabricar herramientas y tejer es lo suyo.
Aunque el nombre Cabuy viene de cabuya y le hace un homenaje al fique, esa materia prima tan nuestra y con la que trabajan con maestría, lo cierto es que, en esa búsqueda de la voz propia, Helberth se volcó en la tejeduría con hilos de metal. Con el bronce, el cobre y el estaño, materiales importados con los que ha logrado crear una conversación en la que plasma patrones geométricos de inmensa belleza. Allí se mueve entre el diseño y la artesanía sumergiéndose en la creación de paisajes abstractos vueltos tapetes que harán brillar las superficies sobre las que se exhiben.
Ha contado con la suerte de haber entrado en el radar de grandes diseñadores, como Mónica de Rhodes, quien les ha enseñado muchísimo y con quien han tenido la oportunidad de trabajar, aprendiendo cantidades por su exigencia. Junto a ella, numerosos decoradores los contactan para imaginarse espacios con las bellezas tejidas que se produce en Cabuy. De estos trabajos conjuntos ha creado laboriosos tapetes en seda, nylon y metal, así como otros con bordados a mano, de los cuales se siente particularmente orgulloso.
Habla de los metales con el conocimiento de quien los ha trabajado. Cuenta que con el bronce es más difícil de tejer pues es supremamente flexible y frágil, lo que lo hace romperse con mucha facilidad. Y que hacerlo con estaño o cobre implica enhebrar los hilos muchísimas veces, pues soy metales delgadísimos; para que lo entendamos en su magnitud: una hebra de fique, son más o menos doce del metal. Pero cada hilo tiene un comportamiento distinto y produce un efecto y una belleza particular, explica con experticia.
Son un buen equipo con Joana, pues cuando lo oye hablar le pone las palabras que a él no le salen tan fácil. Para él, mejor estar del lado del telar y que sea ella la que narra lo que quieren transmitir. Y, así, le añade la poesía que tan fácilmente se ve en la artesanía que hacen, sabe que con cada tapete que hacen están tejiendo historias que contarán algo único, pues nunca uno será igual al otro, ni su fique tinturado de manera natural, similar a otro. Saben que están bordeando el camino del arte y allá quieren llegar.
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